Bombardeo en Siria: Un mensaje de Trump a Pyongyang y Pekín

El bombardeo de Estados Unidos en Siria contenía un mensaje claro para Corea del Norte y su aliado chino, consideran los expertos, pero éste no bastará para convencer a Pyongyang de renunciar a su programa nuclear.

El hecho de que el presidente Donald Trump haya ordenado esta acción en momentos en que acoge de visita a su homólogo chino Xi Jinping no es tampoco algo anodino, puesto que el ‘dossier’ norcoreano era un punto clave en la agenda de esta primera cumbre entre ambos dirigentes.

Recurrir tan rápidamente a la fuerza contra Siria refuerza las amenazas de Trump, quien en una reciente entrevista publicada por el Financial Times manifestó estar dispuesto a “arreglar” en solitario el problema norcoreano.

Para Kim Yong-Hyun, profesor de la universidad Dongguk, el ataque estadounidense -en reacción a un presunto ataque químico imputado al régimen sirio, que provocó 87 muertos el martes en la localidad rebelde de Jan Sheijun- fue una declaración de intenciones en la que Damasco no era el único destinatario.

“Era una manera de decirle a Pyongyang que hay un nuevo shérif en la ciudad, y que no dudará en desenfundar (su arma)”, dijo.

Corea del Norte, por su parte, no varió una pizca en su retórica, condenando el sábado un “acto de agresión intolerable”, que aprueba “un millón de veces” lo justo de su programa nuclear.

Pyongyang, que quiere poner a Estados Unidos al alcance de sus ojivas nucleares, ha acelerado considerablemente sus programas balístico y nuclear, realizando en particular desde comienzos de 2016 su cuarta y quinta prueba nuclear. Algunos especialistas creen que una sexta es inminente.

Corea del Norte alude frecuentemente a la amenaza estadounidense para justificar estos programas que, sin embargo, fueron prohibidos por la comunidad internacional.

“El ataque de Trump en Siria no debería tener un impacto significativo sobre una Corea del Norte habituada a la amenaza estadounidense”, declaró Joel Wit, del Instituto estadounidense-coreano de la univerdidad Johns Hopkins.

En 2003, durante la invasión de Estados Unidos a Irak, el exdirigente norcoreano Kim Jong-Il, absolutamente convencido de ser el próximo en la lista, desapareció durante seis semanas.

Su hijo, el actual líder Kim Jong-Un, no tiene ninguna razón para tomar las mismas precauciones, declaró Chang Yong-Seok, investigador del Instituto de estudios para la paz de la universidad nacional de Seúl.

“El ataque en Siria no debería impresionarlo, puesto que dispone de armas nucleares”, dijo.

Era éste probablemente el mensaje que Pyongyang buscaba enviar al difundir fotos de su líder sonriente durante una visita a un lugar de cultivo de hongos.

Por lo tanto, la cuestión más importante es el impacto del ataque estadounidense sobre China, el aliado más cercano de Pyongyang, el país que mantiene económicamente a flote al régimen norcoreano, y por lo tanto quien tiene la mayor influencia sobre su turbulento vecino.

AFP

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