OPINIÓN

¿Cómo mejoramos la seguridad? ( Patricio Urquieta García, ex Intendente de Atacama )

La gente afirma que hay inseguridad porque faltan carabineros; que si están, no actúan, y que si actúan se arriesgan a perder su trabajo. En el fondo, la autoridad se tiene pero no se ejerce. ¿Por qué? El carabinero es una persona que está al servicio de los chilenos, pero al final de su jornada, al igual que todos, vuelve a su casa con su familia que también teme por la seguridad de él o ella. ¿Cómo lo solucionamos? La ciudadanía tiene un rol y no es el de mero espectador.

 

Primero debiéramos reflexionar sobre el por qué los carabineros se sentirían en riesgo. Mientras fueron oposición, varios integrantes del actual gobierno denostaron a carabineros, y hoy aquellos están a cargo de la seguridad pública junto a éstos. ¿El Gobierno es el único responsable? No. Mire las encuestas. Hay gente que le quitó apoyo a Carabineros. Lo hizo cuando apoyó el descontrol de octubre y justificó la violencia en contra de las instituciones policiales. Eran miles de personas “pacíficas” gritándole a los pocos (y valientes) carabineros que eran desafiados y atacados por cientos de delincuentes mezclados en las “manifestaciones”, en que más de algún ingenuo participante creyó una forma de expresar el descontento, sin saber que era parte de un plan de destrucción institucional. Por otra parte, además, la propuesta de nueva Constitución amenaza la historia y el futuro de Carabineros.

 

¿Cómo tenemos más acción de carabineros? La sociedad civil tiene un rol clave en esa tarea: defender activamente las instituciones de la República y especialmente a las instituciones policiales que permiten la convivencia democrática. Primero, respaldando su actuar dentro de la ley, y segundo, criminalizando al verdadero delincuente quien es el que con violencia persigue la destrucción de las instituciones republicanas para instalar la anarquía, tales como la primera línea y los narcotraficantes.

 

Si se normalizan los funerales de alto riesgo, los fuegos artificiales, los disparos al aire, los homenajes a la primera línea, se comete un atentado al sentido común. El lector seguramente pensará que rechaza esos hechos, pero lo cierto es que lo hace en la intimidad de su conciencia. El rol de mero espectador es insuficiente. Necesitamos una potente sociedad civil que apoye y defienda las instituciones de Chile. Comencemos por el rechazo al proyecto de nueva constitución.

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