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Continúan protestas tras otorgamiento de prisión domiciliaria a torturador en Argentina

Siluetas de cartón, carteles y leyendas de advertencia sobre la presencia del torturador Miguel Etchecolatz fueron colocadas este domingo alrededor de la casa del exjefe policial, en rechazo al beneficio de prisión domiciliaria que le otorgó la justicia argentina.

“El bosque no es guarida para indultados genocidas”, rezaba un enorme cartel en el ingreso al barrio Peralta Ramos en Mar del Plata 400 km al sur de Buenos Aires, adonde reside Etchecolatz desde que le fue concedida la domiciliaria el 27 de diciembre pasado.

El expolicía de 88 años fue director de Investigaciones de la policía de la provincia de Buenos Aires entre marzo de 1976 y fines de 1977 y tuvo a cargo 21 cárceles clandestinas que funcionaron en ese distrito, el más grande del país.

Unas 30.000 personas desparecieron durante la dictadura (1976-1983), según organismos humanitarios.

Las protestas de organismos defensores de derechos humanos comenzaron el viernes con marchas en torno a la casa de Etchecolatz y en el centro de Mar del Plata, ciudad balnearia de la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires en plena temporada de vacaciones estivales.

Miles de personas participaron el sábado en una “caravana contra la impunidad” por el centro marplatense que encabezaron las Madres de Plaza de Mayo.

Etchecolatz sumó cinco condenas a prisión perpetua desde 2006 tras la anulación de leyes de amnistía. Un tribunal le concedió el beneficio, ya que en Argentina los presos mayores de 70 años tienen derecho a prisión domiciliaria, aunque la medida queda bajo estudio en cada caso.

El mismo tribunal también le concedió permiso a otro condenado por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, el médico Norberto Bianco, jefe de la maternidad clandestina del centro de torturas de Campo de Mayo en Buenos Aires, donde las prisioneras daban a luz amarradas en sus camas y sus bebés eran robados y entregados en adopciones ilegales. Por lo general, esas mujeres luego desaparecían.

 

AFP

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