“Descentralizar la educación superior” Por Álvaro Iriarte – Director de Investigación Instituto Res Publica

Cuando se habla de descentralización y de regionalismo, se suele omitir un tema importante y de gran relevancia: el excesivo centralismo en materia de educación superior. Cuando el 60% de la población de Chile se encuentra distribuida a lo largo del territorio nacional, se vuelve un imperativo ético revisar detenidamente el rol de las instituciones de educación superior en relación al desarrollo regional y al proceso de descentralización.

Pareciera que existe un consenso en cuanto a la necesidad de avanzar en la superación del centralismo excesivo, para construir el Chile del futuro. Asimismo, se ha ido reconociendo la importancia que tienen instituciones como universidades o centros de formación técnica, que se pueden transformar en verdaderos polos de desarrollo regional, generando dinamismo y oportunidades para millones de chilenos. En algunos casos son instituciones estatales, en otros se trata de instituciones nacidas de la iniciativa particular. En todos, significa capital humano y capacidad al servicio de la región.

Como país es necesario destinar esfuerzos y recursos para potenciar universidades e instituciones de educación superior que no solo cumplen un rol educativo, sino que contribuyen a la movilidad social y fomentan la regionalización del país. En este sentido poco importa si las universidades regionales son de propiedad estatal o privada, pues una debilidad común y grave del país es la insuficiencia en el desarrollo de las universidades regionales, que reciben considerablemente menos recursos que las instituciones de la capital. Como un ejemplo en que se manifiesta un claro sesgo centralista de las políticas públicas se puede señalar el Aporte Fiscal Directo.

Necesitamos una nueva generación de hombres y mujeres formados en una cultura que reconozca un espacio legítimo a la iniciativa local, valorando con realismo y humildad su potencial y limitaciones. No podemos seguir educando a las nuevas generaciones bajo una lógica de centralismo que resulta asfixiante, que discrimina a las regiones y que limita el potencial de millones de compatriotas.

El regionalismo, como proceso descentralizador, debe comenzar con un cambio de mentalidad. Un primer paso es sentar las bases en el sistema educacional para generar una verdadera cultura de regionalismo sano, que podría ser una poderosa herramienta para el desarrollo de Chile y el progreso de Atacama, si nos tomamos este tema en serio.

 

Por: Álvaro Iriarte – Director de Investigación – Instituto Res Publica

 

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