OPINIÓN

Dilema ( por Rodrigo Rojas Veas – Rector U. Sto Tomás Copiapó )

 

Hace poco escribí una columna en la que señalé que el mundo, y por supuesto Chile, se enfrentan a escenarios de alta incertidumbre que amenazan su estabilidad.  La crisis de las democracias y de sus instituciones aparecen como uno de las principales preocupaciones en el día a día. El libro “Cómo mueren las democracias”, escrito por los profesores de Harvard Levitsky y Ziblatt describe como han desaparecido diversas democracias, ya no con golpes de estado o una revolución, sino con el paulatino debilitamiento de los gobiernos, de su sistema jurídico, de sus congresos o de la prensa independiente. Agrego el riesgo que entraña la conducta de vastos sectores de la población desafectada de los asuntos públicos, lo que arriesga permear y debilitar a la sociedad civil disminuyendo la gobernanza que posibilita un pacto o contrato social necesario para que cualquier país pueda progresar.

De todo esto observamos lamentablemente numerosos casos, no quedando casi instituciones exentas de severos cuestionamientos que minan la confianza en ellas. Los sucesos que se investigan y que involucran a las Fuerzas Armadas y de orden, al poder judicial y sus órganos auxiliares, al parlamento, a las Iglesias y a empresas, muestran un cuadro muy negativo. Lo positivo es que hoy por hoy la opacidad va disminuyendo y el control social presiona para que los hechos sean conocidos, investigados y sancionados, todo lo que va de la mano con un umbral de tolerancia cada vez menor frente a este tipo de situaciones. Hace rato que dejamos de creer que Chile estaba al margen de hechos de esta naturaleza, lo que nos diferenciaba de los demás países y nos hacía “distintos”.

Si miramos en nuestro entorno, el panorama no es mejor. Países vecinos pasan por coyunturas complejas y en particular lo sucedido en Perú, debe movernos a la reflexión. Con todos sus últimos presidentes presos o con orden de captura y, más aún con el suicidio de quien fuera dos veces su máxima autoridad ante la inminencia de su detención, es el ejemplo de lo mal que puede llegar a tornarse el estado de las cosas. Cuesta imaginar cómo se le da gobernabilidad en esas condiciones a cualquier país y como se teje la gobernanza en dicho contexto. Recuerdo ahora el dilema planteado por Mario Vargas Llosa, en su pregunta ¿En qué momento se jodió el Perú?…

Si nos comparamos, sentiremos y diremos que estamos a años luz de lo que ha pasado en otros países. Para que esto sea cierto, debemos evitar todo aquello que corroa nuestras bases institucionales.

Para no llegar a enfrentarnos a la fatal pregunta de Vargas Llosa.

 

 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba