OPINIÓN

El Rechazo defiende la propiedad privada ( Patricio Urquieta Garcia , ex intendente de Atacama )

Todos los chilenos queremos progresar. La gente quiere más prosperidad, más seguridad, y un mejor futuro para sus hijos, partiendo de lo ya construido.  La mayoría creyó que la manera de lograrlo sería optar por una nueva Constitución, hecha por una convención constitucional (CC) sin políticos tradicionales y con ideas nuevas, para construir la casa de todos.  El problema de la casa – dijeron – era “el sistema”.

 

Sin embargo, las preocupaciones de la CC están lejos del progreso que quiere la gente, pero cerca de un nuevo sistema.  La mayoría de los integrantes de la convención constituyente son de izquierda o extrema izquierda (comunistas y neocomunistas), que priorizaron destruir nuestra historia republicana y las instituciones que nos han acompañado desde el origen, a fin de terminar con el Chile que conocemos (o desconocemos como dijo Frei Montalva), desdibujando nuestra identidad nacional, nuestra libertad y la propiedad privada, para convertirnos en un “territorio diverso”, es decir un país dividido y con privilegios inmerecidos para unos pocos. Ese es el diseño estructural de “la casa de todos” bajo el nuevo sistema. Nada de ideas nuevas. Todo lo contrario, las mismas por las que fracasan los países en Latinoamérica.

 

La CC amenaza un pilar fundamental de la sociedad chilena: la propiedad privada. Y de paso, destruye lo que usted cree seguro: Que su esfuerzo será recompensado, que el fruto de aquel le pertenece a usted, y que al morir quedará para sus hijos.

 

Las consecuencias de esta amenaza cruzan las fronteras de la sociología, el derecho, la economía, y la filosofía, y responden a un plan de la izquierda radical que quiere destruir la propiedad privada, nuestra identidad nacional, y en último término la individualidad del ser humano.

 

No se construye una casa. La Convención construye el camino al precipicio. El mismo camino que tiene de rodillas a las personas en diversos países como Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, Ecuador o Argentina, y que se convierte en el combustible de la migración ilegal. Esperar el resultado del trabajo de la convención para opinar (conociendo la arquitectura de la supuesta casa) es una ingenuidad. Si el plebiscito fuera hoy, elijo rechazar.

 

 

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