OPINIÓN

«Embarazo en cuarentena: Que el aislamiento no signifique aislarse» Por María Eugenia Araneda (Psicóloga clínica U. San Sebastián)

El embarazo tiende a pensarse como un período idílico, pero la realidad es que no siempre es así. Es natural que haya momentos de tristeza, enojo y/o ansiedad, ya sea por situaciones propias de la historia y la vida cotidiana o de los enormes cambios físicos y emocionales que conlleva gestar física y mentalmente a un bebé.

Estudios sobre sintomatología ansiosa y/o depresiva realizados con embarazadas en nuestro país, hablan de que estos síntomas se presentan hasta en un 30% de ellas, una cifra altísima.

En el contexto actual de crisis sanitaria que vive el país debido al Covid-19, cabe más que nunca preguntarse por el bienestar de las mujeres embarazadas, sabiendo que esta situación conlleva un encierro forzado lleno de incertidumbres y que contrasta con las expectativas de un embarazo feliz y tranquilo. Cabe también pensar -desde la psicología- en los factores que pueden mitigar esta frustración y el miedo que genera naturalmente esta crisis, mas aún, conociendo que diversas investigaciones apuntan a que la presencia de sintomatología depresiva y ansiosa en el embarazo son un factor de riesgo para el desarrollo del bebé.

En este sentido, un factor protector que la literatura destaca es el que la madre tenga apoyo social de sus seres queridos, amigos y conocidos. Se necesita sentirse sostenida para poder sostener adecuadamente al nuevo bebé. Si bien acceder a este apoyo puede resultar complejo durante estos meses de cuarentena, hay mucho a lo que una mujer embarazada, su pareja y su familia pueden recurrir para que el aislamiento no signifique necesariamente aislarse.

Es importante hacer esfuerzos por mantener y desarrollar vínculos, en espacios de encuentro por ahora virtuales, con familiares, amigos y conocidos, que puedan acompañar tanto en lo afectivo, como en lo instrumental. Es especialmente enriquecedor conectarse con otras embarazadas, que no sólo van a compartir mejor que nadie vivencias e inquietudes presentes, sino que podrán ser también las que mejor comprendan y apoyen una vez que nazcan sus bebés, respecto a temas que son propios de las nuevas mamás y en horarios en que sólo ellas estarán despiertas.

Para facilitar aquello hay una gran oferta desplegada en redes sociales, que van desde grupos de conversación facilitados por profesionales de la salud o mamás, hasta grupos en torno a la preparación para el parto y la lactancia, que mediante el uso de la tecnología pueden mantener su labor.

A la vez, si es posible, intentar re-significar este encierro y disfrutarlo, con su lentitud, su intimidad, acurrucándose junto al bebé ahora que vienen los días fríos y aprovecharlo para construir un mundo protegido para ambos, imaginándolo, hablándole y cantándole, dejando entrar sólo a quien se quiere, lejos del caos. Si se quiere ir más lejos, aprovechar para realizar prácticas que promueven la atención plena y contemplativa, como yoga y mindfulness (las que hoy se pueden aprender online) e incluso algunas más simples, como tejer o bordar. Y, por supuesto, recurrir a cualquier actividad en la casa que agrade, calme y relaje, incorporándola prioritariamente a la rutina, aunque se tenga poco tiempo, para no perderse en las estadísticas y lo dicho en las redes.

Por último, no olvidar que de sentir que la tristeza y ansiedad abruman y persisten, siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud lo antes posible. Puede ser la matrona en el control prenatal o un psicólogo que esté atendiendo online, que apoye sin juzgar y guie en este momento de vulnerabilidad, de modo que se convierta en una oportunidad de prepararse para maternar con placer y tranquilidad y así proteger al bebé del impacto y susto que esta crisis nos ha causado.

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