¡Escándalo!: Suspenden Boca-River por agresión a jugadores con gas pimienta

El árbitro y el veedor de la Conmebol se demoraron más de una hora para tomar una decisión y dar por suspendido el encuentro de vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores.

Un vergonzoso y abrupto final tuvo la noche del jueves el superclásico argentino Boca-River, por los octavos de final de la Copa Libertadores, suspendido en el entretiempo por una agresión de hinchas con gas pimienta contra jugadores riverplatenses.

“¡No puedo ver, no puedo ver, estoy quemado, esto no es una guerra!”, lamentaba ante la televisión el defensa Ramiro Funes Mori, en medio de forcejeos e insultos. El desenlace del choque, cuyo resultado era 0-0, quedará en manos de las autoridades de la Conmebol. River había ganado el juego de ida 1-0.

El ganador de la llave deberá medirse con Cruzeiro de Brasil que eliminó a Sao Paulo. La decisión de las autoridades demoró más de una hora, con varios futbolistas lesionados en el rostro y en el cuerpo con gas pimienta.

El partido de vuelta se disputaba en el estadio La Bombonera con 60.000 espectadores enardecidos alentando a los boquenses. Los jugadores ‘millonarios’ fueron atacados en el momento en que salían a jugar el segundo tiempo, por la manga que conduce al campo.

Después de la suspensión, los futbolistas de River tuvieron que esperar hasta después de la medianoche para poder salir del campo de juego, en medio de una lluvia de proyectiles (botellas y piedras) desde las tribunas, mientras la mayoría de espectadores se retiraba desilusionada e impotente.

DE FÚTBOL, POCO Y NADA 

¿El fútbol? Bien, gracias. Ni una jugada de talento, ni una gambeta asombrosa, ni un remate al arco. Sólo tensión, vértigo y la pelota yendo y viniendo maltratada.

El arquero Agustín Orión casi no intervino. River planteó un moderado esquema contragolpeador y apenas Gonzalo Martínez en sociedad con Sebastián Drussi trataron en vano de armar alguna maniobra de ataque con cierto sentido.

En el otro bando Marcelo Meli aceleraba detrás del balón para recuperarlo a velocidad de correcaminos. Pablo Pérez le pegaba a cualquier criatura con una camiseta blanca con banda roja que le pasara cerca. Los delanteros Cristian Pavón y Federico Carrizo.

EL BOCHORNO

En el momento en que los jugadores de River atravesaban la manga fueron atacados. Se generó un escándalo de gritos, forcejeos e insultos. Jugadores como Leonardo Ponzio lucían el rostro inflamado como si le hubieran arrojado agua hirviendo, con pérdida de visión. Martínez y Leonel Vangioni, desesperados, se arrojaban agua en la cara para aliviarse.

“Tengo el cuerpo quemado, los ojos brotados”, agregó Funes Mori. El presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, entró al campo para que su equipo se retirara por falta de garantías. El DT de Boca, Rodolfo Arruabarrena, montó en cólera y quería increpar al dirigente. Para colmo, hinchas xeneizes se adueñaron de un extremo de la manga y la destrozaban. Un espectáculo vergonzoso.

El estadio no dejaba de ser una caldera, una brasa ardiente de cánticos, tanto de aliento a Boca como de insultos a River. Los hinchas lanzaron al aire un dron que llevaba un cartel con una ‘B’, en son de burla al descenso de River en 2011.

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