OPINIÓN

Feliz Día del padre – Por Elías Úbeda Greig (Psicólogo Clínico)

Un ejercicio interesante es hacer referencia al día del padre, sin caer en un recuerdo o felicitación fácil. Pensar en un ejercicio reflexivo que aporte a la discusión, a la revisión de la propia conducta, al mejoramiento colectivo. En tal orden de cosas, tal vez es de interés preguntarse qué constituye la paternidad. ¿el acto de engendrar? ¿el esfuerzo por brindar un mínimo sostén económico?

Los tiempos van cambiando, y el padre de hoy se va sumando progresivamente – y con éxito – a las tareas del multirol. Una de las tantas cosas que nos han enseñado las mujeres en la forma de estar en sociedad. En este espíritu igualitario los padres han aprendido a estar presente, a mudar a sus bebés, a darles comida, llevarlos a controles médicos, a estudiar con ellos, a cocinar delicioso dando cuenta de la entrega de amor que comprende un plato con arcoíris de colores o la explosión de sabores. Por ejemplo, ricas ensaladas llenas de color, embarnizadas con limón y aceite de oliva, donde la lechuga – con vocación verde – se pinta junto al tomate como un rojo sol cuando atardece; cuadro al óleo en el que se encuentra la cebolla con el repollo morado convirtiéndose en un paisaje, en un poema o en una canción. La comida chatarra va quedando atrás, para dar paso a la habilidad de preparar comida sana llena de sabor, porque el orégano hace una fiesta con el ajo y el tomate, y el curri conquista y pinta las altas cumbres del arroz. Esto va dando al momento con los hijos, un sabor a encuentro, a deliciosa inocencia, trayendo perfumes y ecos de ternura donde resuena la palabra familia.

De este cansancio feliz saben hoy muchos padres mejor que los de antes, y esa imagen de esperanza patenta el avance de los tiempos, el cambio por la igualdad de género desde la consciencia y el amor, como motores insuperables para el cambio social y le evolución personal. No sólo eso, dicha actitud enseñará a futuros hombres y futuras mujeres a compartir tareas que lejos de ser un calvario, constituyen un beneficio, un oasis donde encontrarle sentido a la existencia humana.  Así, en una época en la que los templos van quedando vacíos, el momento con los hijos se constituye en la bóveda celeste en la que se reconoce la trascendencia.

Pero el cambio está inconcluso, los juzgados de familia aún deben hacer justicia con progenitores que niegan u ocultan la filiación, otros que por pagar menos (o nada) de pensión de alimentos adulteran su renta, evitan firmar un contrato de trabajo, o dicen ser empleados de sus padres en consecuencia que participan de un negocio familiar; incluso algunos prefieren la reclusión nocturna antes que cumplir su compromiso pecuniario con los hijos. También, existen los que ocultan esta relación sanguínea por congraciarse con la esposa, porque existe distancia territorial, por evitar ser cuestionados en su iglesia, o porque la madre con la que engendró posee una condición profesional o social distinta a la alcurnia criolla que alucina poseer. De esta forma, encontramos real sentido a la tercera acepción de la palabra DESALMADO, aquel carente de alma o espíritu. Porque, también existen estos progenitores capaces de engendrar, pero que transitan por las calles sin esa unión con la vida, el Prana, lo Eterno, carentes de sentido o sensibilidad, cuerpos sin un alma que les otorgue el suficiente sustrato para conmoverse o amar.

Esta semana en la que hemos celebrado el día del padre le invitamos a tomar consciencia y a decidir cuál de estos padres se propone ser.

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