OPINIÓN

INDH sin presupuesto ( Patricio Urquieta Garcia, ex Intendente Región de Atacama )

Desde hace tiempo que las actuaciones del Instituto Nacional de Derechos humanos (INDH) enrarecieron el ambiente de justicia en Chile.  Lo que todo el mundo ha visto – salvo los activistas digitales y mediáticos de la izquierda – es que los delincuentes, nacionales y extranjeros, han encontrado un aliado institucional financiado por todos los chilenos: el INDH.  Cuando un policía emplea el arma de servicio ante un ataque en su contra, el INDH interviene por violación de derechos humanos; y si un extranjero es condenado por un delito, y por ello expulsado del país, el INDH recurre para evitarlo.

 

Pocas personas perciben la utilidad del trabajo del INDH. Es más, los chilenos se sienten perjudicados.  En un contexto de aumento de la percepción de inseguridad – y ausencia de fuerza pública, como dijo F. Villegas en “Insurrección” –, la Cámara Baja decidió negarle el financiamiento a esta institución, y el INDH afirmó que era un síntoma del negacionismo y un golpe a la democracia. Sin embargo, la reflexión ausente del INDH sobre esta expresión parlamentaria revela su desconexión con la opinión pública.

 

El legítimo rol que debe cumplir el instituto, en la práctica se ha reducido a presentar el mundo al revés. La gente advierte una persecución a carabineros y gendarmes por hacer su trabajo; y que quienes cometen los delitos, son tratados como víctimas.  Ello, por un lado, a partir de una opinión mediática sesgada – y a la postre falsa, como las supuestas violaciones de derechos humanos desestimadas por los tribunales o las denuncias de detenidos desaparecidos que pronto aparecieron como informó su propio (ex) Director –, y por otro, como resultado de una estrategia judicial al servicio de una versión carente de sentido común.  La gente vio que tanto la opinión como la versión señaladas, responden con claridad a una ideología (izquierda), y a la opinión del imputado (héroe ad hoc).  Así, la percepción de muchos es que el actuar del INDH, lejos de contribuir a la reclamada solidez institucional de las policías, interfiere con las instituciones de seguridad, y mina el anhelo de justicia.

 

Los chilenos necesitan instituciones policiales sólidas para enfrentar el delito.  La mejor opinión pública sobre Carabineros revela que los chilenos los necesitan, y que su fortalecimiento y modernización es una urgencia nacional.  Por ello, esperamos que el Presidente Boric colabore – más que con palabras de apoyo que nadie cree – agilizando la aprobación de la agenda de seguridad que viene del Gobierno anterior.

 

 

 

 

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