MINERÍA

Iván Arriagada: “Es importante preservar el atractivo para invertir y que esto no se dé por descontado”

El máximo ejecutivo del holding minero del grupo luksic hace un análisis de la situación actual de Chile, que se ha visto marcada por proyectos que se están discutiendo en el congreso y que han abierto ciertos grados de incertidumbre, lo que le preocupa. En relación a la sequía, explica los planes de la empresa para enfrentar el problema.

(La Tercera/ Pulso) La baja en el precio del cobre en lo que va del año no impidió que Antofagasta PLC, el holding minero del grupo Luksic, mejorara sus números en el primer semestre. A junio, la empresa mostró aumentos en producción, Ebitda y utilidades, rendimiento que se explica, señala el CEO de la compañía, Iván Arriagada, por mejoras de gestión y un foco puesto en la productividad y los costos.

Pero, al mismo tiempo, la firma viene trabajando en el desarrollo de nuevos proyectos. Uno de ellos es Infraestructura Complementaria Los Pelambres (INCO), que tiene un 22% de avance, estará operando en 2021 y con el que la compañía espera que, una vez ejecutado, se incremente en un 15% o 60 mil toneladas por año la producción de cobre.

Otra inversión relevante es Twin Metals, mina subterránea que se planea desarrollar en Minnesota, EE.UU., y que ha contado con oposición pública que ha sido liderada por la senadora local, Elizabeth Warren. A juicio del ejecutivo, “más allá de las opiniones puntuales, creemos que es un proyecto que merece ser revisado en su mérito y creemos que es un buen proyecto minero”.

Pero en el futuro también asoman algunas preocupaciones, como iniciativas legislativas que están avanzando en el Congreso y que, cree Arriagada, se están construyendo sin consensos, ni basadas en evidencia, estudios, ni modelamientos de sus impactos.

¿Cómo están mirando a Chile los inversionistas internacionales?

-Chile tiene en general una buena historia en materia de haber construido un marco institucional regulatorio estable, predecible y que ha estado fundado en un acceso a la propiedad minera que entrega certeza. Pero hemos visto últimamente que ha habido algunos proyectos de ley que introducen elementos de incertidumbre que antes no estaban y también algunos desincentivos.

Es muy importante la precaución que tenemos que tener como país para generar espacios de progreso, que podamos preservar el atractivo de la inversión, porque la inversión es un motor importantísimo para el empleo y bienestar general, y eso el país no puede perderlo.

Tenemos que tener una ley en el ámbito tributario que permita tener certeza respecto de las condiciones tributarias. No es positivo que el país esté cambiando su legislación tributaria cada tres o cuatro años y, por eso, consolidar un esquema tributario más permanente y definitivo es importante que se concluya. Es importante que el país preserve su capacidad para ser atractivo para la inversión minera y que esto no se dé por descontado.

Hoy Chile tiene leyes de cobre que son similares a las que existen en otra jurisdicción. Por lo tanto, nuestra competitividad, por el envejecimiento de nuestros yacimientos, hoy es comparable con la que existe en otros lugares. Pero Chile tiene un aspecto distintivo, y es que ha sido un polo atractivo para hacer inversión por la certeza jurídica e institucional. Chile tiene que mantener eso y es sumamente importante que se preserve, que no se deteriore.

¿Qué le preocupa?

-Hemos visto que algunos proyectos se construyen sobre la base de consensos que parecen relativamente débiles y que vuelven a reformularse en el ciclo político posterior. Eso no es bueno. También muchos proyectos se construyen sin estar basados en suficiente evidencia, estudios, ni modelamientos de sus impactos.

¿Cuáles proyectos concretos son esos?

-El de glaciares, indudablemente que es uno de ellos, porque se ha caracterizado la discusión de una forma tal que se están, de alguna manera, atribuyendo al sector minero los impactos en los glaciares.

Pero si uno mira el mapa glaciológico de Chile, el 95% de ellos, y que representan las reservas más importantes del país, están desde el Biobío al sur. Avanzar en este ámbito requiere hacerlo sobre una base de definiciones que sean consistentes con lo que la ciencia define como un glaciar y veo poco de eso en la discusión parlamentaria.

Es una discusión muy ideologizada en ese sentido. Es importante que se haga sobre una base de estudios y definiciones que conversen con lo que establece la ciencia hoy. Me parece que esa discusión tiene el riesgo de terminar haciéndose sobre bases que no son las que más le convienen al país a largo plazo, tanto del punto de vista del medioambiente como de desarrollo económico.

¿Cuál es su percepción sobre la reforma tributaria?

-La discusión tributaria es importante que concluya y tener un marco de legislación tributaria estable y conocido. Sí hay inversiones en carpeta y parte de la legislación tributaria cambia las condiciones en las que esa inversión puede hacerse, desde el punto de vista de la carga tributaria como de los beneficios tributarios asociados, mientras esa legislación no está terminada, crea incertidumbre y eventualmente posterga decisiones de inversión.

Es importante hoy que esa discusión se termine, porque se ha prolongado por mucho tiempo, y entregue certidumbre respecto del marco tributario para asegurarse de que todas esas inversiones se hacen en un marco de mayor certeza.

¿Y la reducción de la jornada laboral?

-Uno esperaría que cambios en la jornada tengan efectos en el empleo, en la competitividad y el bienestar de las personas. Espero que esa discusión se haga sobre la base de modelamientos, estudios, que reflejen cuáles son los impactos esperados. Eso es lo que uno promovería, desde el punto de vista del sector privado, que esa legislación se haga sobre esa base.

Esos tres proyectos: glaciares, tributario y jornada laboral son tres ejemplos de casos que nos preocupan y queremos que se resuelvan desde un punto de vista de considerar la ciencia, los estudios correspondientes y se tomen con vista al largo plazo, que involucra tanto los aspectos medioambientales como de desarrollo económico.

¿Eso ha frenado el desarrollo de nuevos proyectos?

-En el caso nuestro, el proyecto de Pelambres estamos ya ejecutándolo y en implementación, por lo tanto, no. Me parece, en general, que si uno no tiene un marco muy claro en estos ámbitos, evidentemente que los proyectos nuevos que están en carpeta sí se beneficiarían con despejar algunas de estas incertidumbres. Eso es cierto para nosotros, para toda la industria y para los otros sectores económicos también.

¿Cómo proyectan 2020 para el mercado del cobre?

-Lo que esperamos en el mercado físico es que este año termine con un pequeño déficit, que sea entre 100 y 200 mil toneladas, y que ese déficit se manifieste en un mercado físico relativamente balanceado el 2020. Sin embargo, dadas las condiciones macroeconómicas imperantes, no esperamos aumentos sustanciales en el precio del cobre el año 2020.

¿Esta situación de incertidumbre se lleva a los proyectos también?

-Tiene un impacto. Pero ahí la condición de precio imperante tiene un impacto en la inversión del punto de vista de introducir un elemento de cautela adicional. Las inversiones en la minería del cobre se toman sobre la base de proyecciones de precio de largo plazo y no sobre la base del precio hoy, de corto plazo, porque ese tiene mucha volatilidad y variabilidad y un proyecto te va a durar diez o veinte años. Por lo tanto, las decisiones de inversión se toman sobre la base de cuál es la visión que hay del precio a largo plazo.

Pero la capacidad que tienen las compañías para financiar esos proyectos depende de su capacidad de generar caja hoy, porque tienes que financiar la inversión hoy.

Hace unos días en conferencia con inversionistas, puso la alerta por la sequía y el efecto para la minería. ¿Qué tan real es eso?

-Estamos en un periodo de sequía en la Zona Central, eso es evidente y frente a eso nuestra primera acción es asegurar que nosotros reciclamos el mayor porcentaje de agua que utilizamos, por lo que somos eficientes en el consumo y minimizamos cualquier pérdida o fuga.

En ese ámbito, nosotros nos aseguramos de que en materia de depositación de agua en nuestros relaves eso se minimice, que todo nuestro sistema de captación y transporte de agua tenga el mínimo de pérdida y que operemos de la manera lo más compacta posible. Hoy estamos reciclando del orden del 85% del agua que usamos.

El resto proviene de agua que nosotros tomamos fresca y ahí es donde estamos buscando la mayor cantidad de eficiencia.

¿Hay soluciones de largo plazo?

-Estamos construyendo, como parte del proyecto de infraestructura complementaria en Los Pelambres, una planta desaladora.

Esa planta tiene el propósito de proveer de agua para la expansión de Pelambres, pero también de servir de respaldo para el agua que usamos en el proceso en caso de escenarios de extrema sequía. Por lo tanto, nuestro programa actual es que esa planta desaladora esté terminada hacia fines del año 2021, y va a ser un apoyo para manejar escenarios de más estrechez hídrica y es parte de nuestras medidas de adaptación al cambio climático, lo hemos pensado de esa manera.

¿Qué pasa con las otras faenas?

-En las faenas del norte estamos en la mayor parte de ellas con agua de mar, en el caso de Centinela y Antucoya, por lo tanto ahí ya estamos con una solución que contempla mover agua de mar. En el caso de Zaldívar, que es nuestra otra operación, por razones económicas no es viable construir una planta de impulsión de agua, porque tiene una vida remanente más corta.

El plan minero de Zaldívar termina en 2030. Lo que hemos propuesto a la autoridad es renovar y extender el permiso de extracción de agua actual, que es agua continental, por un periodo limitado. Tenemos permisos hasta 2025, o sea esto sería hasta 2031.

Esa es la extensión que estaríamos pidiendo y lo hacemos porque creemos que de acuerdo a nuestros modelos es sustentable desde el punto de vista de los impactos medioambientales y porque no tenemos alternativa económica por lo que queda de vida remanente. Ese permiso está en trámite, estamos trabajando con el SEA en avanzar con eso.

Si ese permiso no se aprueba, ¿hay plan B?

-El tema con una operación como Zaldívar es que no existe un plan B. En muchas faenas la alternativa de impulsar agua de mar es viable, aquí no lo es por las limitantes que existen en su vida remanente. Por lo tanto, nosotros estamos trabajando con la idea de que esta es la única alternativa para asegurar la continuidad operacional de Zaldívar.

¿Hay alguna opción de extender la vida útil de Zaldívar?

-Hay ahí un potencial, pero es muy preliminar. Hay un recurso primario que está debajo del recurso actual, estamos haciendo algunas exploraciones y sondajes y creemos que podría haber algún potencial, pero eso ya sería materia de otro proyecto.

Habría que ver si se puede usar la planta actual o construir alguna distinta, pero es algo que está para más adelante.

Fuente MCh

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