OPINIÓN

La Constitución y la debilidad de la izquierda. ( Patricio Urquieta Garcia , ex Intendente de la Región de Atacama )

 

 

El predominio de Republicanos (en desacuerdo con este nuevo proceso constitucional) más el voto nulo y blanco en la elección de consejeros fue una contundente manifestación (una réplica) de lo que señaló Chile el pasado 4 de septiembre. Chile había dado el asunto por concluido y sabe que la consigna izquierdista de la nueva constitución como la única manera de resolver los problemas de la gente es un fraude político.

 

Más allá de lo constitucional, el proceso político aleja a la izquierda chilena del poder. Esta última prevaleció en las pasadas elecciones municipales, regionales y la presidencial, y el resultado ha sido un claro fracaso. La seguridad, la economía, y el desprestigio institucional (incluso a nivel internacional) están en el peor momento.  El velo cayó con el proceso constitucional anterior: mostraron falta de sentido común, un estatismo exacerbado y una agenda dictatorial que pretendía dividir a los chilenos y refundar la institucionalidad. Están lejos de nuestra idiosincrasia.  Nuestras bases institucionales son una expresión histórica del país, y no un acuerdo político contingente como ha querido instalarlo la izquierda.  Por eso, este proceso tendrá un escenario difícil, pero posible si se conduce con prudencia.  Aprender a conocer y entender a los chilenos exige algo más trascendente que visitarlos, tal como lo anticipó Frei Montalva (Chile desconocido).

 

¿Es una derrota del Gobierno? Otra más. Seguramente la izquierda dirá ahora (que perdieron) que es un consejo constitucional poco representativo de la gente, o que es una derrota a la democracia (solo es positiva si ellos ganan). Al revés, es un triunfo de lo que realmente quiere la mayoría de los chilenos.  Es la izquierda la que está lejos de la gente: crea un ambiente que se opone a las mayorías, se oponen a una mayor libertad, no tienen capacidad de avanzar en la seguridad, defiende el ingreso libre de los migrantes a Chile, se opone a los proyectos de inversión, y quiere subir los impuestos que paga el ciudadano de a pie. La debilidad estructural de la izquierda es que su representación de minorías no logrará la mayoría. Esa debilidad la convierte en una propuesta antidemocrática.

 

El Presidente Boric es el guaripola de una coalición que no tiene capital político. La inmensa mayoría de los chilenos ha comenzado a valorar el interés superior del país, nuestra soberanía, nuestra identidad, la gradualidad de los cambios, el protagonismo de las personas y no del Estado en el devenir y el progreso del país, la importancia de la libertad, la igualdad de oportunidades y el respeto a la ley y las instituciones.   Todo ello es parte de la expresión política de la derecha chilena.

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