Lo que dejó el barro: Por Hugo Latorre Piazzoli, Ingeniero Electrónico, Gerente Propietario Radio Maray.

Realmente debemos  aceptar que por estos lados es muy poco probable que llueva, y mucho menos  en Marzo. Pero ocurrió el año pasado, y los pronósticos habían sido  acogidos con entusiasmo para mermar tanta sequía. Si hasta las primeras gotas esbozaron sonrisas hacia el cielo  y el rio orgulloso cruzaba serpenteando la ciudad con un pequeño hilo después de tantos años para el registro de los selfistas.

La gente estaba contenta. Se entretenía.

Mientras en la cordillera , en la alta cordillera ,  insospechadamente fuertes lluvias daban curso a miles de  riachuelos que escudriñando entre  quebradas recordaban viejos recorridos  y se sumaban para dar vida a caudales que montaña abajo aumentaban  con una fuerza demoledora. Y  se acercaban a la ciudad para recordarnos su poder y cruzar engalanada por los pueblos ante la veneración de su gente.

El caudal aumentaba y con él la preocupación , pero nadie recordó la historia.

Como otrora, la masa de lodo, escombros y lo inimaginable se dejó caer sobre la ciudad .. ¡¡¡ Se vienen las quebradas !!! se escuchó por doquier , pero ya era tarde , era demasiado tarde. Fuimos unos irrespetuosos alterando y obstaculizando esos causes milenarios  – que ingenuos pensar que madre natura olvida  . Por eso nos dejó sentir su ira y el lodo se repartió por las calles como estampida de toros que ensangrentados arremetían hasta con las sombras, dejando destrucción y muerte . Al interior de las casas , impotencia, silencio y temor. Afuera el caudal dejaba en cada esquina un “se busca” a los históricos ilustres   que permitieron cerrar o alterar su cause por ignorancia, desidia  o motivos mercantilistas.

Y pasaba, pasaba y pasaba … como si nunca fuera a terminar .

Mucho lodo pasó alcanzando el mar, pero también mucho lodo quedó impregnado en la conciencia de unos e inconciencia de otros. La naturaleza nos mostró su fuerza magnánima y nos puso a prueba, primero de rodillas a todos por igual, sin diferencias, y por unos meses  nos mantuvo humildes y solidarios – si hasta se nos había olvidado rezar . ¡¡ Que Dios nos pille confesados .!!. Pero el trabajo colectivo y humanitario nos sacó adelante.

Y en cuanto a las autoridades …  las autoridades.  Realmente no se puede poner a todos a la misma altura porque hubo quienes trabajaron hasta las lágrimas y olían a lodo, unos    simplemente nunca aparecieron, y otros hacían como que estaban pero no estaban  (usted entiende, prestidigitación política ) . Y el lodo que no dejaba de pasar se transformó en un detonante que encendió los egos; hizo reaccionar  las rivalidades y rencillas personales , multiplicó los compromisos partidistas, las diferencias de ideologías, y generó una desorganización y descoordinación. El caos no daba paso al Plan . ¿ Dónde estaban los comités. Donde estaban los organismos especializados ?. En suma , también estaban de rodillas.

Ha pasado el tiempo y la “normalidad” se hace notar, y los testigos de tanta tragedia han vuelto a deambular por los caminos de la desidia , del desencanto, y todos comenzamos a olvidar, como siempre a olvidar. Excepto ella, madre naturaleza,  que nunca olvida y siempre regresa por los mismos caminos …. los que le pertenecen.

Y cuidado, que los sismos y los tsunamis no bajan por las quebradas …

 

 

 

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