Papa inicia viaje a países sudamericanos sumidos en tensiones políticas y sociales

El Pontífice iniciará su primera gira a la región tras su viaje a Brasil en 2013, visitando Ecuador, Bolivia y Paraguay.

 

“A dos años de su elección, se puede decir que el Papa Francisco se ha instalado en todo sentido como un líder en América Latina”, escribió hace algunas semanas el reconocido vaticanista italiano Ignazio Ingrao en la revista Panorama. Detrás de su afirmación estaba el evidente protagonismo que esa región ha tomado en la agenda del Pontífice argentino. Entre abril y junio recibió en el Palacio Apostólico a los Presidentes de Ecuador, Rafael Correa; de Cuba, Raúl Castro;  de Argentina, Cristina Fernández; de Chile, Michelle Bachelet y de Colombia, Juan Manuel Santos. Ninguna otra zona del planeta ha concentrado tanta atención de Jorge Mario Bergoglio en los últimos meses.

Además, la conversación mantenida por los mandatarios con el Pontífice fue usada por ellos para reforzar sus propias agendas. “Es el Presidente por el que más he rezado”, me dijo el Papa y me pidió perseverar por la paz en Colombia. ¡Así lo haré!”, escribió, por ejemplo, en su Twitter el mandatario colombiano tras la cita, en un esfuerzo por potenciar el complejo diálogo con las Farc. Mientras que Bachelet insistió que el Papa fue “apoyador de todo el proceso que permita hacer de Chile una patria más justa, (…) donde nuestros compatriotas puedan salir de la desigualdad”.

Pero la activa agenda latinoamericana del Pontífice no se limita a los encuentros bilaterales, sino que se profundizará ahora con el viaje del Papa a tres países sudamericanos. Será la segunda visita de Bergoglio a la región desde que asumió el Pontificado en marzo de 2013, pero la primera agendada por él -la anterior fue la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro a la que había comprometido su asistencia su antecesor, Benedicto XVI. Y la mano del Papa se nota en los países elegidos para concretar su viaje, los tres más pobres del subcontinente: Ecuador, Bolivia y Paraguay. “Estos tres países fueron elegidos por ser pequeños, casi desconocidos para muchos, pero cargados de fe católica”, dice a La Tercera Patricio Crespo, fundador de la Universidad de los Hemisferios, en Quito.

Ecuador

A este país el Papa llega mañana en medio de un clima encrispado por la ola de protestas iniciadas hace un mes a causa del proyecto de ley sobre impuestos a la herencia. La norma eleva, en algunos casos, hasta el 47,5% la tasa del impuesto que se debe pagar a los bienes heredados y generó manifestaciones en Quito, Guayaquil y otras ciudades obligando al mandatario a suspender su tramitación para, según él, evitar que el clima de violencia afecte la visita del Papa. “Precisamos para la visita un ambiente de paz, regocijo, reflexión para su recibimiento”, anunció Correa. Sin embargo su llamado no dio resultado y el jueves el país vivió otra jornada de manifestaciones, esta vez convocada por indígenas, empleados de la salud y sindicatos, e incluso el jefe de Estado acusó que se estaba intentando llevar a cabo un golpe blando.

Para hacer frente a la seguridad del  Pontífice, Correa  ordenó el despliegue de 18.000 efectivos, el 40% de toda la fuerza policial del país. Se prevé que más de 3 millones de personas asistirán a los actos.

Pese a las sintonías que existen entre el Papa y Rafael Correa en temas como el medio ambiente, el rechazo al matrimonio igualitario y el aborto -Correa fue el único mandatario invitado a las sesiones del Consejo Pontificio de las Ciencias que abordó el cambio climático en abril, en el Vaticano- internamente el gobernante enfrenta un clima complejo. Por eso, según el analista ecuatoriano Wladimir Sierra, la visita inevitablemente tendrá una carga política. “La oposición quisiera aprovechar la cobertura internacional que brinda la visita del Papa para dar a conocer su protesta. Su intención también es deteriorar la imagen internacional de Correa, que en muchos lugares es mejor que la que tiene dentro de Ecuador”, sostiene a La Tercera el analista de la Universidad Católica de Ecuador.

Bolivia

Al contrario de lo que sucede con Rafael Correa la sintonía entre el actual líder de la Iglesia Católica y el Presidente boliviano Evo Morales no es tan marcada. Justo en momentos en que el Papa acaba de publicar su encíclica sobre el Medio Ambiente, Morales enfrenta tensiones con grupos ecologistas por su decisión de autorizar la explotación petrolera en todas las áreas que actualmente están protegidas. Incluso el mandatario amenazó con expulsar del país a todas las ONG que se oponen al desarrollo industrial. Sólo ese tema ya adelanta tensiones,  aunque la Iglesia insiste que será la  reconciliación y la pobreza -la tasa de pobreza en el país supera el 45%- lo que debe marcar la visita. ”La pobreza extrema que se vive en esta “periferia” es muy dolorosa, desgarra el corazón. Y eso tiene consecuencias directas sobre las familias”, señaló a La Tercera Marcelo Rojo, vicario del Opus Dei en Bolivia.

Pero al margen de ello, hay también otros factores que han atraido la atención, especialmente, en Chile. Esto porque en el plano internacional Evo Morales ha apostado en posicionar el reclamo marítimo boliviano con una fuerte campaña comunicacional e incluso durante su última audiencia con el Papa en el Vaticano señaló que Francisco le había pedido “documentación” sobre la demanda. Por ello, pese a que el Vaticano como el propio Morales han dicho que la visita es netamente pastoral, el tema ronda en el ambiente.  Esta semana incluso el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, dijo que el Papa espera que ambos países solucionen  sus problemas “en la perspectiva de la paz” y reiteró que no se referirá al asunto durante el viaje. Para el analista boliviano Carlos Cordero no es necesario que Francisco aborde el tema en Bolivia para lograr un impacto mediático. “Basta que Morales diga que el Papa apoya la demanda. La Iglesia no saldrá a negarlo, las aclaraciones se harán en privado”, dice.

El secretario general de la Conferencia Episcopal de Bolivia, Eugenio Scarpellini, llamó a no instrumentalizar una visita cuyo objetivo es reavivar la fe católica en un país donde pese a que el 76% profesa esa religión, su predominio ha ido bajando y los evangélicos hoy son casi el 20%. Incluso el propio Morales tuvo duros roces con la jerarquía católica, en un principio, a la que acusó de ser “oposición” a su gobierno. Sin embargo, en el último tiempo recompuso las relaciones y varios analistas bolivianos no descartan que el mandatario busque aprovechar los réditos obtenidos por la visita del Papa Francisco para el creciente debate sobre una reforma que permita una nueva reelección (ver entrevista). “Desde ya, sorprende que un gobierno que empezó enfrentado con la Iglesia, hoy sea uno de los más entusiasmados con la visita del Papa”, dice Bernardo Pacheco Bleichner, representante de la organización Voces Católicas en Bolivia.

Dos hechos más podrían marcar la visita. En La Paz, el Papa rendirá homenaje al sacerdote jesuita Luis Espinel, asesinado en 1980 por el régimen de Luis García Meza. Además, en Santa Cruz vistará a los reclusos de la cárcel de Palmasola, en una práctica ya habitual en la agenda papal.

Paraguay

La tercera y última etapa de la gira del Papa a Sudamérica es un país con una compleja historia política en especial para un Pontífice jesuita. Allí esa orden tuvo una fuerte presencia  durante la colonia, hasta su expulsión en 1767. Por eso, el primer día de la visita se realizará un espectáculo multimedia sobre arte y arquitectura jesuita frente al Palacio de Gobierno, donde será recibido por el Presidente Horacio Cartes, quien también espera capitalizar la visita en momentos en que su antecesor y ex obispo, Fernando Lugo, lo supera por más de 20 puntos.

Pero no será la historia de los jesuitas, sino que la situación de los indígenas, la pobreza y la inmigración la que marcará la presencia del Papa. Ello pese a que organizaciones civiles católicas cuestionaron que no se haya organizado un encuentro que permita el diálogo con Francisco. “La visita no está preparada para un encuentro real con el pueblo paraguayo”, dijo el sacerdote Pedro Velázquez. Paraguay se ha caracterizado por el fuerte activismo social y político de muchos sacerdotes, al punto que un ex obispo como Lugo llegó a la Presidencia en 2008 y terminó en un conflicto con la Iglesia.

LATERCERA.CL

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