OPINIÓN

Política en tiempos de redes sociales ( por Rodrigo Rojas Veas, Rector Santo Tomás Copiapó )

 

Hace una semana el tablero político de la región se remeció con la elección de Jair Bolsonaro. Junto con el giro copernicano de este cambio de signo político conviene poner atención a la manera en que la campaña electoral se desarrolló, pues esta consolidó un cambio de paradigma que desplaza la concepción en que, hasta quizás los primeros 15 años de esta centuria, se desplegaron las campañas y la forma misma de hacer política.

Vemos cómo se consolida la transmutación desde la “Democracia representativa” hacía lo que podríamos entender como la “Democracia virtual”, en la que las tecnologías de la información adquieren cada vez mayor protagonismo. Así, pasamos de las campañas basadas en el contacto de masas hacía estrategias que utilizan las “herramientas de mercado de masas’, como las redes sociales Facebook, Whatsapp o Twitter que no requieren el encuentro presencial entre electores y candidatos sino solo el conectarse a través de teléfonos inteligentes.

En la elección de Brasil, el candidato ganador no participó de los debates, no dio grandes conferencias de prensa y fue muy selectivo para dar entrevistas llegando a entregar su discurso como presidente electo, a través de Facebook live y no por medio del ritual de un acto transmitido por cadena de prensa.

¿Es esto malo o bueno?… La aspiración de la democracia digital, también conocida como democracia electrónica o «e-democracy», es hacer más accesibles los procesos y aumentar la participación ciudadana en la discusión pública, en un periodo en que el modelo de «representación» se encuentra en una crisis de confianza.

Lucy Bernholz,  de la Stanford University nos señala los pros y los contras de la democracia digital. Para ellas “las redes sociales pueden ser útiles, pero no son suficientes”. Son útiles porque llegan a muchas personas, pero “son peligrosas porque son espacios de propiedad empresarial, que utilizan los datos digitales para propósitos propios, los acumulan y los comparten con autoridades gubernamentales sin el consentimiento de las personas”. Por mi parte, añado los riesgos evidenciados con las fake news o noticias falsas sobre las que se hicieron muchas denuncias y que pueden generar tendencias de opinión publica de alcances insospechados.

Hay quienes dicen que la política hoy son las redes sociales pero por lo visto, que la “democracia digital” se convierta en una “falsa democracia” es un riesgo latente,

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