OPINIÓN

Que 30 años no es nada… ( por Rodrigo Rojas Veas . Rector Santo Tomás Copiapó)

 

“Treinta años de generoso Estado del bienestar (1950-1980). Treinta años de desregulación neoliberal (1980-2010). Treinta años de populismo”. Este es el diagnóstico que formula Gideon Rachman, columnista del Financial Times, de lo que hoy ocurre en Europa pero que también se extiende como una mancha de aceite en otros continentes.

Este vuelco hacía el “populismo”, que surge impulsado por procesos políticos de alto impacto como los de Trump en Estados Unidos y de Salvini en Italia, lo configura como la línea política de moda. Antes era rechazado por asociarse a expresiones de izquierda o derecha que proponían y/o aplicaban políticas que provocaban profundos problemas económicos y sociales y amenazaban a la institucionalidad, por lo que ser denominado populista constituía una descalificación. Hoy, es reivindicado por sectores que parece que cada día adquieren más fuerza en países con profunda raigambre democrática.

Para entender la base ideológica de este “nuevo” populismo conviene conocer lo que plantea Steve Bannon, el responsable de elaborar la estrategia que llevó a Trump a la presidencia de los Estados Unidos y que hoy recorre el mundo promoviendo lo que llama la “revolución populista”. Para Bannon el populismo consiste “en una revuelta en contra de las élites globalistas que han pasado a llevar la soberanía de países individuales y el valor de la ciudadanía. Se trata de un movimiento soberanista que comenzó hace muchos años, pero se manifestó luego de la crisis financiera de 2008 cuando las élites corporativas y de Wall Street se rescataron a sí mismas, tomando ventaja del sistema”.

En Italia, la coalición de Gobierno se sostiene con un fuerte cuestionamiento a los costos de la política parlamentaria, prometiendo subsidios y mano dura con los inmigrantes y menos impuestos.

¿Le parecen lejanos estos temas a los que se discuten hoy en Chile?

Asistimos a tiempos convulsos, de profundos cambios en el ordenamiento mundial, regional y nacional. Una fuerte corrosión de la legitimidad de las instituciones recorre el concierto internacional y la ruptura del pacto social sobre el que occidente había cimentado sus sistemas de gobierno y de convivencia es evidente. La incapacidad de las democracias y de los gobiernos para enfrentar los nuevos fenómenos es el caldo de cultivo para nuevas expresiones que hacen de la polarización su base. Así Bannon sentencia: “El mundo se verá obligado a elegir entre dos formas de populismo: el de derecha o el de izquierda” …

Será que el signo de este tiempo, la cultura de lo desechable y de que todo dura poco, sea el mejor antídoto para esta aventura o que, como dice el tango, para la humanidad 20 o 30 años no es nada…

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