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Elisa Walker: «Una nueva Constitución nos puede dar esa mística y sentido de identidad necesarios para validar las instituciones»

La abogada sostuvo, en entrevista con Emol, que hay «aspectos institucionales de regulación de organismos públicos o funciones públicas» que deberían ser revisados. Además, no descartó candidatearse como constituyente.

La abogada Elisa Walker ha tomado un rol importante en el debate nacional durante los últimos años. Fundadora del estudio Sarmiento y Walker Abogados y consejera del Colegio de Abogados, luego del acuerdo por la paz y la nueva Constitución del 15 de noviembre, rápidamente mostró su posición respecto al Plebiscito del 26 de abril, defendido firmemente su opción por el Apruebo.

Con estudios en la Universidad de Chile y masters en Reino Unido en Innovación, Tecnología y Derecho y en Filosofía Política y del Derecho, la profesional explicó en entrevista con Emol cuáles son los argumentos para votar por el Sí, sosteniendo que «una nueva Constitución nos puede dar esa mística y ese sentido de identidad que necesitamos para validar las instituciones».

Además, sostuvo que hay «aspectos institucionales de regulación de organismos públicos o funciones públicas» que deberían ser revisados y no descartó ser candidata a la eventual convención constituyente. – Estando a favor de una nueva Constitución y de cara al Plebiscito del 26 de abril, ¿cuáles son los argumentos para votar Apruebo? «Creo que hay varios argumentos para apoyar la postura del Apruebo y la principal dice relación con el hecho de que la Constitución que se creó en el 80 y que sigue vigente hasta el día de hoy, es una Constitución que nos divide, tensiona a la ciudadanía y nosotros ya tenemos demasiadas divisiones y necesitamos que la base fundante de nuestras normas sea una que nos una y que no nos divida. En ese sentido, una nueva Constitución puede crear un sentido de unidad y de identidad nacional de la cual carecemos».

«Por otro lado necesitamos una Constitución que tenga una visión del Chile del mañana, del futuro. Esta Constitución actual es una Constitución que fue creada bajo la lógica de la Guerra Fría, en los 80, en otras circunstancias nacionales y también mundiales y necesitamos una Constitución que se haga cargo de los desafíos que vamos a tener los próximos 50 años y que no siga arraigada en lo que fue el Chile de los 80».

«También creo que es importante hacer el ejercicio de una nueva Constitución porque nos recuerda la forma en la que se construyen las instituciones (…) en el sentido que nos haría bien recordar que las instituciones se crean y se mantienen en la medida en que todos hagamos un esfuerzo para hacernos partícipes de un sistema institucional. Hay un desarraigo tan fuerte entre lo que es la ciudadanía y las instituciones que la creación de una nueva Constitución nos puede dar esa mística y ese sentido de identidad que necesitamos para validar las instituciones que son fundamentales para la convivencia y la paz ciudadana». –

Visto desde el lado más técnico, ¿hay alguna razón? «Hacer una nueva Constitución también es bueno porque necesitamos una base normativa que sea con normas justas para todas las personas y no es un misterio que la Constitución del 80 fue creada y diseñada para beneficiar a la derecha, fue como partir un partido de fútbol ganando 5-0. Entonces esa lógica de hacer una institucionalidad para sacar un beneficio partidario de la Constitución también nos hace mal como país (…). Para eso es tan importante el fondo de lo que se discuta como la forma en que se haga y ahí también creo que la Convención Constitucional es lo mejor para abordar una nueva Constitución». –

Considerando la actual Carta Magna, ¿qué sería primordial modificar para esta nueva Constitución? «Cualquier reforma constitucional lo que hace es revisar la tradición republicana de un país y en ese sentido nunca se parte de cero y siempre hay un aspecto valórico de cómo nos constituimos y cómo nos consideramos como sociedad que queda plasmado en la Constitución y eso tiene que actualizarse.

El tema de los pueblos originarios, por ejemplo, y reconocer que Chile es un país que tiene múltiples naciones que esperamos que convivan en forma armónica es un elemento innovador en relación a nuestra Constitución actual, que nada dice sobre los pueblos originarios». «Las garantías constitucionales de los derechos y deberes consagrados en la Constitución también es importante actualizarlos y hay aspectos institucionales de regulación de organismos públicos o de funciones públicas que indudablemente también deberían ser objeto de revisión. –

¿Cuáles? «Por ejemplo, las facultades del Presidente de la República que es algo de lo que se ha conversado muchísimo. Nosotros estamos regidos en un sistema hiperpresidencialista y habría que revisar esas facultades para hacer un sistema más balanceado entre lo que es el rol del Presidente, del Congreso, lo que es la mirada interna hacia Chile también con lo que es la mirada hacia el exterior, hacia la función del Estado en relación con otros Estados».

«El Tribunal Constitucional (TC) también es un organismo que creo que correspondería revisar sus funciones, el TC actualmente cumple un rol de control preventivo de constitucionalidad sobre ciertas materias y también un control ex post.

Hay algunos que estarían por eliminar el TC, pero yo creo que tiene una función razonable que cumplir pero que sus funciones deberían ser más acotadas y que su control debería ser más bien ex post y no preventivo porque en los hechos eso lo ha transformado en una especie de tercera cámara de revisión legislativa, que lo vimos tanto en la regulación del Sernac, como en la reforma laboral, o como en la ley de las tres causales».

«Hay otros temas que se han cuestionado, conversado, por ejemplo la autonomía del Banco Central: para mí la institución de esto es importante, que da cuenta de que es profesional, que tiene un enfoque técnico, que su autonomía es fundamental para un sano desarrollo económico y financiero del país». – ¿Cómo crees que puede afectar la violencia que se anticipa para marzo en el Plebiscito? «Yo creo que son dos cosas paralelas y que hay que tener una alerta con el tema de la violencia. La violencia no es una forma de manifestarse cívicamente dentro de un país, sino que hay cuestionarla, pero no hay que relacionar el proceso constituyente con la violencia, como si fueran causalidad uno de otro».

Fuente: Emol.com

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