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Chilenos descubren en la Antártica bacterias hiper resistentes: Podrían ser un riesgo para la salud global

«Parece no ser descabellada la idea de que estos genes puedan eventualmente llegar a bacterias que causen infecciones en humanos u otros animales», advirtió el doctor Andrés Marcoleta, parte de esta investigación

 

Durante 2017 y 2019, un equipo de investigadores e investigadoras de la Universidad de Chile recorrió distintos puntos de la Península Antártica, realizando un destacado descubrimiento: bacterias hiper resistentes que podrían significar un riesgo para la salud global.

Fue durante esta investigación, en la que se recolectaron muestras de suelo para estudiar las comunidades microbianas que habitan este inhóspito rincón del mundo, la que se dio cuenta que muchas de las bacterias encontradas en estas muestras poseen adaptaciones y capacidades sorprendentes, entre ellas, ser altamente resistentes al efecto de múltiples clases de antibióticos y a otras sustancias tóxicas.

Además, pese a las condiciones ambientales extremas, el estudio -publicado en la prestigiosa revista Science of the Total Environment– el trabajo en terreno reveló la enorme diversidad de microorganismos presente en estos suelos.

Según explicó el doctor Andrés Marcoleta, parte de estos verdaderos «superpoderes» -desarrollados en el proceso evolutivo para resistir a las condiciones extremas en las que estos microorganismos habitan- están contenidos en «fragmentos móviles» de ADN, lo que permitiría su fácil transferencia a otras bacterias.

«Por lo tanto, parece no ser descabellada la idea de que estos genes puedan eventualmente llegar a bacterias que causen infecciones en humanos u otros animales, otorgándoles mayores capacidades de resistencia«, destacó el experto.

De esta forma, sostiene que los «genes de resistencia» podrían fortalecer a otros patógenos con los que entren en contacto y favorecer la proliferación de enfermedades infecciosas a futuro. Además, destaca que «estas bacterias y sus genes no se asociaban a contaminación o intervención humana, sino que eran parte de las comunidades microbianas propias de estos suelos antárticos», es decir, corresponden a microorganismos autóctonos de esta zona.

PSEUDOMONAS Y POLAROMONAS EN LA MIRA

El profesor Marcoleta detalla que un grupo de bacterias de especial interés son las Pseudomonas, «conocidas por adaptarse a vivir en muchos ambientes diferentes y presentar una alta resistencia a todo tipo de condiciones extremas y sustancias tóxicas. Algunas de ellas causan infecciones en humanos y son responsables de enfermedades gravescomo la fibrosis quística«.

El estudio, agrega, «indicó que las Pseudomonas son unos de los grupos predominantes en los suelos de la Península Antártica, y que varias de ellas presentan resistencia a una gran cantidad de antibióticos de diferentes clases. Afortunadamente, todo indica que dichas Pseudomonas antárticas no son patógenas, pero sí podrían actuar como una fuente de genes de resistencia y ser transferidas con relativa facilidad a Pseudomonas patogénicas».

Por otra parte, señala que un grupo de genes de resistencia especialmente relevantes «son los que permiten a las bacterias producir enzimas que degradan o inactivan ciertos tipos de antibióticos».

El trabajo, en esta línea, permitió identificar en bacterias antárticas del grupo Polaromonas, otro predominante en estos ambientes, enzimas con el potencial de inactivar antibióticos de tipo beta-lactámicos, los cuales son fundamentales para el tratamiento de distintas infecciones.

Advierte, asimismo, que este linaje de bacterias ha sido previamente reportado en ambientes polares urbanizados, tales como estaciones del tren subterráneo en Siberia, donde también se encuentran bacterias patógenas acarreadas por las personas que allí transitan.

 

El interés del grupo de investigación, señala el doctor Marcoleta, no es causar alarma, sino transmitir la importancia de estudiar los microorganismos antárticos y sus potenciales impactos sobre el planeta. El conocimiento de estos microorganismos, además, permite desarrollar numerosas aplicaciones biotecnológicas para, por ejemplo, adelantarse a posibles riesgos en el ámbito sanitario a futuro.

Por lo mismo, sostiene que «conocer detalles sobre los genes de resistencia presentes en la Antártica y otros ambientes con alta diversidad microbiana podría guiar el diseño de posibles nuevos antibióticos que vengan ‘preparados’ para superar dichos mecanismos de resistencia presentes en reservorios de ambientes naturales«.

La investigación, desarrollada con el apoyo financiero y logístico del Instituto Antártico Chileno (INACH), tendrá continuidad y podrá ser llevada mucho más allá en un nuevo proyecto de investigación de mayor envergadura, el proyecto Anillo mBioClim, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

En esta nueva iniciativa se abordarán nuevas aristas sobre el estudio de los microorganismos que habitan los suelos de la Península Antártica, su potencial como fuente de genes de resistencia a antibióticos y de virulencia, y el impacto que tendría el cambio climático sobre estas comunidades microbianas.

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