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Hay nuevo campeón en Europa: España derrota a Croacia y se queda con el título de la UEFA Nations League

La tanda de penaltis que provocó la eliminación de España en los dos últimos Mundiales y la última Eurocopa, las dos paradas decisivas de Unai Simón y el lanzamiento final repleto de calma de Dani Carvajal, dieron la Nations League a un equipo que once años después vuelve a saborear el éxito y dejó de nuevo a las puertas de la gloria a la combativa Croacia de Luka Modric.

El quinto título de la historia de la selección española cambió su historia reciente. Los proyectos que se desplomaron desde el punto de penalti. Los sueños de las grandes citas que quedaron en el camino. Con impotencia en los dos últimos Mundiales. Con injusticia ante Italia en la última Eurocopa.

La moneda cayó de cara en esta ocasión para un grupo de jugadores que resucitaron el gen ganador y respondieron con grandeza a la máxima exigencia en tiempos de cambio.

Una España en formación ante una Croacia rodada. A la altura de una gran final y de lo que significa un título deseado por las dos selecciones. El impulso que necesitaba Luis de la Fuente para dar empaque a su figura; el culmen a la carrera de Luka Modric, a quien solo le falta un trofeo con su selección.

Dirige Modric un ejército de guerreros que convierte cada partido en una batalla final. Para derrotar a Croacia hay que situarse a su nivel de exigencia y entrega. Y España lo estuvo, con un gen competitivo por encima de un estilo a media definición con De la Fuente. Ha perdido sello respecto a Luis Enrique. Ha ganado variedad con mayor flexibilidad.

España le faltó colmillo hasta la recta final, más atrevimiento de Yeremy Pino cuando puedo encarar al lateral y más apariciones de Marco Asensio en el primer acto ante un rival que no concede. Era la segunda y última novedad del once, apagado de inicio, de menos a más en el partido ante la exigencia en uno de esos días en los que el 10 debe lanzar un grito de liderazgo.

Lo intentó Modric, al mando del juego croata, buscando el pase en largo a los contragolpes cuando pudo, a las carreras de Perisic y la movilidad arriba de Kramaric.

La intensidad y dureza de la final evitó acciones de peligro hasta que el desgaste entró en escena. La mayor nació de un centro de Fabián, y de un error, del portero Livakovic a quien salvó el poste. O de un exceso de confianza en salida de balón, con la picardía de Gavi para robar y armar el disparo ajustado al poste.

Hace largos los encuentros y no forzó cuando sintió seguridad en la recién estrenada defensa española. Con Laporte y Le Normand entonándose. Un solo error a sus espaldas que corrigió a tiempo Laporte evitando el gol de Kramaric, desviando su disparo. Dos remates de Perisic, insaciable en sus subidas en la izquierda, dieron confianza a la firmeza de Unai Simón.

España le faltó sumar al dominio desequilibrio y velocidad. Cuando la metió Jordi Alba encontró el remate de Morata pero una acción aislada ante el 4-1-4-1 que plantó Croacia. Sellada y casi impenetrable.

Debía decidir cuando dar el paso al frente a por el título, consciente del riesgo que tiene ante una España que maneja bien la transición. Al hacerlo en el segundo acto creció la figura de Rodri, experto en dar sentido a las jugadas con un solo toque.

El partido, repleto de igualdad, se decidiría por un detalle. Lo buscó Croacia con la insistencia de Perisic, pero Juranovic cruzó en exceso su disparo. Y la tuvo Asensio de la misma manera, con la subida de otro lateral, Jordi Alba, pero no precisó su cabezazo en la mejor ocasión de España que no encontraba portería rival.

Y eso que Rodri buscó el broche a su temporada inolvidable con un disparo lejano que rondó el gol y Asensio la cruzó cuando Ansu aumentó la verticalidad.

Fueron momentos en los que España se hizo merecedora del título. Acabó asfixiando a una Croacia que firmaba la prórroga. Y la tuvo porque Perisic salvó en boca de gol el tanto de Ansu, con todo para marcar tras la acción de Alba y Mikel Merino.

De nuevo los cambios le funcionaban a De la Fuente, su lectura de un partido que estuvo en el último suspiro en la bota derecha de Asensio. El pase picado de Navas lo cruzó y no evitó el tiempo añadido.

Una temporada de locura para los jugadores, con un Mundial en invierno, se cerraría con una prórroga al todo o nada. El terreno de los especialistas croatas que hacen honor a la resiliencia y de la nada sacan fuerzas para acariciar el triunfo.

Permitió a Majer marcharse en velocidad y exigir a Nacho, que había entrado por lesión de Le Normand, firmar una acción que salvó el partido y casi le cuesta el físico. Lanzándose con todo para evitar el disparo a placer.

Con los jugadores al límite, cada parte de la prórroga fue para un equipo. Tras aparecer Unai ante Brozovic, España se impuso al ambiente en contra. Dani Olmo, que reaparecía, perdonó dos que habrían evitado la lotería de los penaltis que tan mal recuerdo reciente habían dejado a España. Y Rodri, con otros dos disparos, estuvo a un paso de repetir el papel de héroe en la final de ‘Champions’ del City.

No hubo formas de evitarlos y, en esta ocasión de disfrutarlos. Con la emoción de desperdiciar la primera oportunidad de ganar, con el penalti fallado por Laporte, pero el éxtasis final con el premio a Carvajal que tenía una cuenta pendiente con las citas decisivas de la selección.

Croacia se quedó de nuevo a las puertas. España vuelve a reinar once años después en el que sueñan que sea inicio de un nuevo ciclo de gloria.

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