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«Hola, mataste a mi padre»: adolescente ucraniano buscó y llamó a soldado ruso de la Masacre de Bucha

Yura, un joven de nacionalidad ucraniana de 16 años, llamó por teléfono al soldado ruso que mató a su padre y que también le disparó a él durante el acto de guerra conocido como «la masacre de Bucha». Con sed de venganza en el cuerpo este joven le dijo: “Animal, ¿te acuerdas de mí? Todavía estoy vivo, vas a ir a la cárcel». El soldado respondió: «Eres víctima de un sistema», para luego amenazarlo de muerte.

Exactamente un año después de la Masacre en Bucha, y a través de una serie de extrañas circunstancias, el adolescente ucraniano de 16 años -Yura- encontró el número de teléfono del hombre que mató a su padre en esta ciudad.

Según los relatos del joven, este soldado ruso también le disparó a él, quien le apuntó a la cabeza y falló a penas “por dos centímetros”.

Bajo ese contexto es que el joven de dieciséis años se armó de valor, tomó su teléfono y por medio de Telegram le envió un mensaje de voz de 30 segundos al soldado Aleksej.

Se trata de un oficial del ejército ruso que participó en el asedio de Kiev después de la invasión, además de ser uno de los perpetradores de la masacre.

Según lo dio a conocer el medio italiano La Repubblica, Yura se había prometido a sí mismo mantener la compostura durante el mensaje, ya que no quería mostrar debilidad.

Pese a esto debemos recordar que solo tiene 16 años, es huérfano, su brazo está lleno de cicatrices y ha vivió uno de los horrores más grandes de esta guerra.

“Hola maldito, ¿te acuerdas de mí? Soy Yura, estuve en Bucha frente al ayuntamiento hace un año. Tú estabas ahí. Mataste a mi padre delante de mis ojos. Entonces me disparaste. Pero estoy viva y tú y los animales como tú irán a la cárcel.
– Yura, joven ucraniano que vio morir a su padre

El oficial ruso, después de un rato, respondió el adolescente ucraniano.

Masacre en Buche y los relatos de un joven sobreviviente

Todo comenzó la mañana del 17 de marzo de 2022 durante la ocupación del Ejército de Rusia en la ciudad de Bucha.

“Mi padre y yo fuimos en bicicleta al ayuntamiento a buscar comida y agua, porque allí había ayuda humanitaria. Allí se nos acercó un soldado ruso y nos ordenó que nos detuviéramos. Nos bajamos de la bicicleta, levantamos las manos y nos preguntó adónde íbamos”, relata el joven.

“Le estábamos respondiendo cuando escuché dos disparos de escopeta y vi caer a mi padre. Luego hubo un tercer disparo, esta vez hacia mí. Sentí que me ardía el brazo izquierdo y me caí”, continuó.

“Cuando estaba en el suelo le pregunté al soldado si podía ir con mi padre y me disparó de nuevo pero ahora en el brazo. Una piedra de asfalto se me metió en la nariz”, recordó.

Y allí no termina el relato: “El último disparo, el séptimo, todavía estaba en el cuerpo de mi padre. Giré la cabeza y vi el hilo rojo de su sangre fluir hacia mí”.

“Yo estaba a medio metro de distancia y su sangre mojaba mi mano”, dijo este muchacho ucraniano.

“Cuando se alejó, me levanté y corrí. En casa me quité la ropa y me di cuenta de que tenía un agujero de bala en la capucha, me rozó la frente dos centímetros”, dijo, dándose cuenta de lo cerca que estuvo de morir.

La sudadera con capucha y la chaqueta están en el depósito judicial del SBU, el servicio de inteligencia civil ucraniano que, entre otras tareas, investiga crímenes de guerra.

La sed de venganza del adolescente ucraniano e inicio de su búsqueda

El joven Yura corrió a esta oficina judicial para constatar lo ocurrido.

Allí, en la oficina de la SBU, mientras revisaba las fotos de los soldados rusos que ocuparon la ciudad a 37 km al noroeste de Kiev durante poco más de un mes, Yura volvió a mirar a los ojos del asesino.

En el formulario SBU se indicaba el nombre, apellido y número de la unidad a la que pertenecían.

Fue allí donde este adolescente ucraniano descubrió que Aleksej es un oficial, vestía un uniforme diferente al de los demás y que tenía “más adornos (condecoraciones)”.

El resto lo hizo el hermano mayor de Yura, quien comenzó a buscarlo en Internet, hurgando en las redes sociales rusas hasta que lo encontró.

Según lo especificó este medio italiano, fue ese el momento en el que además encontró su número de celular.

Esta es la respuesta de Aleksej, en un tono tranquilo y con cierta formalidad en su discurso.

“Chicos, estoy muy ocupado ahora, me dieron otra tarea. No hagas tonterías como llamarme por teléfono, porque algún día voy a volver a Kiev. Por lo demás, recuerden no son más que víctimas de un sistema”.

Amenaza y lo que le depara a Yura

A qué sistema se refería este soldado ruso, no especificó, pero hace referencia al discurso que utiliza Rusia para justificar esta guerra.

Pese a esto, nada ni nadie justifican la matanza de civiles desarmados.

Después del intercambio de palabras, no hubo más. Por otro lado, la amenaza dirigida a Yura de regresar a Kiev, “para terminar el trabajo que dejó a medio terminar”, es clara.

La masacres de civiles que ocurrió en Bucha, ordenado por los superiores rusos, es hasta día de hoy motivo de investigación de la Corte Penal Internacional (CPI).

A pesar de eso, si Alexei alguna vez realmente regresa a la capital ucraniana, no es 100% seguro que encuentre a Yura.

Esto, gracias a Oksana Lebedieva, la directora de la ONG Gen.Ukrainian que se ocupa de la rehabilitación psicológica de huérfanos de guerra.

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