Plazas y parques se llenaron de alegría esta Navidad en Atacama.
Las tradicionales bicicletas y triciclos fueron los protagonistas, no quedaron atrás duendes mágicos, drones, computadores, relojes , celulares y el retorno del Skates.
La espera fue eterna, para otros el sueño y el cansancio fue el principal inconveniente a vencer para poder esperar al Viejito Pascuero, sin embargo la alegría y la ansiedad por ese esperado regalo finalizó al marcar el reloj las cero horas del 25 de diciembre.
Desde muy tempranas horas el día 24 el movimiento en las distintas calles y avenidas de la Copiapó y la región se tornaba muy agitado , calles colapsadas y el comercio establecido y ambulante trabajaban sin cesar pero a medida que avanzaban las horas poco a poco las familias se fueron preparando para compartir en unidad el nacimiento de Jesús.
La principal opción fue una cena en casa, aunque esta fuera muy austera, los menos optaron ofertas gastronómicas ofrecidas para la oportunidad y algunos vecinos organizados con anterioridad se reunieron en torno a una mesa familiar para celebran esta tradicional fecha.
Con la llegada del día 25 y pese al lento despertar producto de haberse acostado de madrugada, los reyes y reinas del hogar lucieron orgullosos los regalos traídos por el Viejito Pascuero. Los parques Schneider y Kaukari, la Plaza de Armas y la Alameda Manuel Antonio Matta de Copiapó, se llenaron de vida y alegría , con la presencia de niños y niñas con sus regalos.
En la mayoría de los casos lo más relevante fue el sentido de familia entregado a la celebración, donde primó el compartir y el rescatar muchas de esas tradiciones navideñas que con el pasar de los años han quedado en el olvido.
Debemos recordar que la Navidad, como celebración universal, trasciende las barreras del idioma y la cultura y deja en el ser humano la certeza de que existen momentos en los cuales los sentimientos negativos se trasforman en positivos. Así, el espíritu de la Navidad impregna toda la vida. Es pues la Navidad una época para compartir en familia y dejar una huella imborrable en el corazón de todos: niños, niñas, adolescentes, adultos y gente de mayor edad.
