
Un devastador ataque aéreo lanzado por Rusia la noche del miércoles contra Kiev dejó al menos ocho personas fallecidas y más de 80 heridas, según confirmó el jefe de la Administración Militar de la capital ucraniana, Timur Tkachenko. Entre las víctimas mortales se encuentra un niño de seis años que murió mientras era trasladado en una ambulancia.
De acuerdo con el balance oficial, 82 personas resultaron heridas —incluidos diez menores de edad—, de las cuales 44 permanecen hospitalizadas. El Servicio Estatal de Emergencias (DSNS), en tanto, cifró los lesionados en al menos 57.
El bombardeo involucró el uso masivo de armamento: 309 drones kamikaze tipo Shahed y ocho misiles de crucero Iskander-K. Las fuerzas ucranianas lograron interceptar 288 de los drones y tres misiles, sin embargo, cinco proyectiles Iskander impactaron sus objetivos, uno de ellos directamente en un edificio residencial de nueve pisos, destruyendo su entrada.
Según la Fuerza Aérea ucraniana, 21 drones lograron impactar en 12 ubicaciones, mientras que la caída de fragmentos de aparatos derribados fue registrada en al menos 19 puntos de la ciudad.
Tkachenko informó que más de un centenar de infraestructuras resultaron dañadas, incluyendo viviendas, escuelas, jardines infantiles, centros médicos y una universidad. Más de 300 rescatistas trabajan en la zona del edificio colapsado, donde ya se ha logrado salvar a al menos tres personas atrapadas entre los escombros.
La primera ministra Yulia Sviridenko, el ministro del Interior Ígor Klimenko y el jefe del DSNS, Andrí Danik, se trasladaron a la zona afectada para coordinar la respuesta.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, advirtió este jueves que el número de víctimas fatales podría seguir aumentando y pidió a Europa y Estados Unidos imponer nuevas sanciones para frenar la maquinaria bélica rusa y forzar una salida negociada.
Desde Helsinki, el ministro de Exteriores ucraniano, Andí Sibiga, instó al expresidente estadounidense Donald Trump a endurecer su postura y eliminar por completo el ultimátum de diez días que impuso al presidente ruso, Vladímir Putin, para poner fin al conflicto. Inicialmente, Trump había establecido un plazo de 50 días, el cual redujo ante la falta de avances hacia la paz.