
El Gobierno de Estados Unidos comenzó a cerrar sus operaciones desde la medianoche de este miércoles 1 de octubre, luego de que legisladores y el presidente Donald Trump no alcanzaran un acuerdo presupuestario en medio de tensas negociaciones en el Congreso.
Se trata del primer “shutdown” en siete años, tras el ocurrido en 2018-2019, que se extendió por 35 días y se convirtió en el más largo en la historia del país. El actual cierre afecta principalmente a servicios no esenciales, aunque persiste la preocupación de que, de prolongarse, impacte también en otras funciones centrales de la administración federal.
La parálisis se originó porque republicanos y demócratas no consiguieron los apoyos suficientes en el Senado para aprobar un paquete de financiación provisional que asegurara la continuidad de las operaciones gubernamentales. Los primeros no lograron sumar los siete votos opositores que requerían, mientras que los demócratas tampoco alcanzaron los 13 respaldos necesarios para aprobar su propia propuesta, que incluía mayores recursos para el sistema de salud.
Por ahora, se mantienen en funcionamiento áreas clave como seguridad social, fuerzas de seguridad, aeropuertos y ejército, aunque los funcionarios de estas dependencias no recibirán sus salarios hasta que se resuelva el conflicto legislativo.
La incertidumbre gira en torno a cuánto durará esta suspensión parcial. El antecedente más cercano recuerda que en enero de 2019, durante el mandato de Trump, la paralización provocó caos en el transporte aéreo, presionando a las bancadas a alcanzar un acuerdo para restablecer el funcionamiento del Estado.