
Aunque poco conocido, el cáncer oral tiene un impacto significativo en la salud pública, especialmente por su carácter silencioso en etapas iniciales. La detección precoz resulta determinante para mejorar la sobrevida y la calidad de vida de quienes lo padecen.
En Chile, este tipo de cáncer corresponde aproximadamente al 1,6% del total de diagnósticos oncológicos. A nivel mundial ocupa el puesto número 16 entre los más frecuentes y afecta a los hombres 2,5 veces más que a las mujeres. El carcinoma oral de células escamosas es el más común, representando cerca del 98% de los cánceres de cabeza y cuello.
Según detalla el Dr. Felipe Cáceres Villanueva, docente de Patología Dentomaxilar de la Escuela de Odontología de la Universidad Andrés Bello, “alrededor del 85% de los diagnósticos de cáncer oral son tardíos, lo que disminuye drásticamente la tasa de supervivencia, que llega apenas al 50% a los 5 años. En cambio, cuando la detección es temprana, la supervivencia alcanza entre el 80% y el 90%”.
El rol del odontólogo en la detección temprana
El profesional odontológico juega un papel fundamental en el reconocimiento inicial de lesiones sospechosas. En cada control, además de tratamientos dentales, realiza un examen completo de la cavidad oral, lo que permite detectar cambios o alteraciones en la mucosa.
“El odontólogo cumple un rol clave en la detección precoz, ya que a través de los controles de rutina examina la mucosa oral, educa a los pacientes sobre factores de riesgo y deriva oportunamente a los especialistas en patología oral para la confirmación diagnóstica”, subraya el académico.
Señales de alerta
Entre los síntomas que deben motivar una consulta se encuentran:
- Úlceras que no cicatrizan en más de dos semanas.
- Manchas blancas o rojas sin causa traumática.
- Dificultad para tragar o mover la lengua.
- Movilidad dental sin explicación aparente.
Las zonas más afectadas incluyen el borde y vientre de la lengua, el piso de boca, los labios, las encías y el paladar duro. Cerca del 50% de los casos se concentra en la lengua y el piso de boca.
Factores de riesgo y prevención
El consumo de tabaco y alcohol constituye el principal factor de riesgo, potenciado cuando ambos hábitos se combinan. Además, la infección por Virus Papiloma Humano —especialmente el serotipo 16— está asociada a algunos cánceres orofaríngeos. La exposición solar también incide directamente en el cáncer de labio.
La edad es otro elemento relevante: los mayores de 65 años presentan mayor incidencia. A ello se suma el desgaste del sistema inmunológico y la acumulación de mutaciones a lo largo de la vida.
Una mala salud oral puede dificultar la detección precoz, ya que la inflamación o infecciones persistentes pueden enmascarar lesiones tempranas y favorecer un entorno propicio para su progresión.
Entre las medidas preventivas recomendadas por el Dr. Cáceres destacan:
- Evitar el consumo de tabaco.
- Reducir la ingesta de alcohol.
- Vacunarse contra el VPH.
- Proteger los labios del sol.
- Mantener higiene oral adecuada y dieta balanceada.
- Corregir prótesis o elementos irritativos.
- Asistir al odontólogo cada seis meses.
Un llamado a la consulta preventiva
El cáncer oral puede prevenirse y, cuando se detecta a tiempo, tiene un pronóstico ampliamente favorable. Sin embargo, persiste una baja percepción sobre la importancia de los controles odontológicos regulares, incluso en ausencia de dolor.
“Lo más importante es que las personas no esperen a tener molestias graves para visitar al odontólogo. Una úlcera o una mancha que no cicatriza puede ser el primer signo de un problema mayor”, enfatiza el Dr. Cáceres.
La prevención y la detección oportuna están al alcance de todos: evitar factores de riesgo, mantener una buena salud bucal y acudir a controles periódicos pueden marcar la diferencia entre un diagnóstico tardío y una oportunidad real de tratamiento exitoso.
