OPINIÓN

Nuevo año ¿Nuevas esperanzas? ( Sofía Cid Versalovic , Diputada Región de Atacama )

 

Hace un año atrás, mirábamos con cierto optimismo lo que se venía en 2023. El hecho de salir de una pandemia que dejó a las familias chilenas en condiciones económicas complejas y en muchísimos casos, arrastrando la muerte de seres queridos, nos hacía pensar que el futuro sin duda sería mejor.

 

Pero lamentablemente, la realidad choca de frente con los deseos de optimismo, y en vez de ser este el año de la reactivación económica y del reencuentro entre los chilenos, terminamos con un país más pobre y dividido.

 

Al hacer un recuento, nos damos cuenta por qué la gente está perdiendo las esperanzas.

 

El año comenzó con el Presidente indultando a 13 delincuentes que habían sido detenidos por participar activamente en los destrozos durante las protestas de octubre de 2019 y que además, contaban con extensos prontuarios. Uno de ellos, Luis Castillo, de nuestra región, quien hace algunas semanas fue nuevamente detenido, esta vez por participar de un secuestro donde además se involucra a niñas menores de edad. Resultado? Está nuevamente en la cárcel.

 

Este hecho no sólo derivó en el quiebre de la mesa de seguridad creada hacía poco por la ministra del Interior con todos los partidos políticos, sino que demostró una grave desconexión del Presidente con las crisis de seguridad, una de las mayores preocupaciones de la ciudadanía.

 

En marzo, el año legislativo empezó con un rechazo a la Reforma Tributaria que había propuesto el Gobierno, cristalizando de esa forma uno de los problemas más graves que ha tenido esta administración: la nula capacidad de llegar a acuerdos con la oposición y de alinear a los parlamentarios propios.

 

¿Por qué? Porque no saben dialogar, de escuchar lo que está diciendo el del frente y, sobre todo, porque no son capaces de ceder. En paralelo, nos llenan de anuncios de agendas que nunca se concretan, y presionan a la oposición con plazos imposibles de cumplir.

 

A esto sumemos los graves problemas de crecimiento y de falta de inversión. En Atacama desaparecieron esos grandes proyectos para explotar el litio a través de una Estrategia Nacional que supuestamente se ingresaba al Congreso este año. Por supuesto, hasta ahora no hemos visto nada.

 

El alza en la cesantía es otro gran dolor de cabeza para las personas, que ven cómo su calidad de vida baja y no les alcanza para llegar a fin de mes. Mientras, en paralelo, el Caso Convenios nos mostró cómo la corrupción se extendía por el país, malgastando los recursos públicos en contrataciones de personas cercanas al Gobierno, que terminan recibiendo dineros destinados a los más vulnerables. Esto es gravísimo, por eso llegamos incluso a Fiscalía con las denuncias en Atacama, y esperamos que la investigación avance.

 

En Atacama vivimos una situación dramática con el paro en la educación. Y si bien en el papel nuestros estudiantes terminaron el año académico, en la práctica han perdido oportunidades, porque el tiempo perdido en la educación no se recupera.

 

Aunque cueste, tratemos de ser optimistas cuando miramos el 2024. Tenemos mucho trabajo por delante y desde el Congreso haremos los aportes necesarios para que las políticas públicas que se aprueben sean las correctas.

 

Pero además, tratemos de conversar. El debate político está demasiado revuelto, dejándose llevar más por lo que se dice en redes sociales, que por los principios ideológicos, y eso sólo nos conduce a más división y menos puntos de encuentro.

 

Espero que este nuevo año que se inicia, saquemos lecciones que nos permitan caminar unidos en busca de un futuro mejor.

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