OPINIÓN

Nueva Constitución: lo que el gobierno no quiere escuchar. ( por Jorge Hidalgo )

La rebelión primaveral no solo ha dado cuenta del hastío de los chilenos y chilenas con el modelo neoliberal y con quienes lo han administrado, también ha dejado en evidencia la inoperancia del gobierno de Piñera y el desprecio por la democracia y la república de parte de amplios sectores de la derecha, quienes están dispuestos a obviar al soberano con tal de sostener su ideología y salvaguardar sus privilegios.

 

Un gobierno que no escucha y que sistemáticamente insulta la inteligencia de los chilenos, sin hacerse cargo de las demandas y de los dolores de la gente, es responsable principal de lo que ha pasado estos días y de lo que venga. Los últimos anuncios sobre medidas de fortalecimiento del orden público y protección de las policías, ratifica la incapacidad absoluta de escuchar y la falta de voluntad para llevar a delante los cambios que la ciudadanía pide a gritos y a punta de cacerolazos. El estado policial que se buscan instalar, para aumentar la represión, no resolverá nada, solo puede venir a agudizar la crisis.

 

En octubre los chilenos se levantaron contra los abusos y la desigualdad, se rebelaron contra el modelo que los permite y sustenta, modelo que día a día aniquila la dignidad de millones. Pero también se levantaron contra los políticos incapaces de escuchar, interpretar y encarnar los sueños colectivos. De este modo, se hace completamente necesario revalidar nuestra democracia y sus instituciones, además de redefinir la distribución y administración del poder, y eso claramente no lo pueden hacer los incumbentes.

 

El pacto social que se requiere, necesariamente tiene que plasmarse en un nuevo marco regulatorio. Hay que ajustar las reglas del juego, con un acuerdo amplio, democrático y que dé cuenta del nuevo Chile que cierra el ciclo de la transición. Las instituciones y la política no fueron capaces de anticiparse ni de dar respuestas válidas, la democracia representativa se quedó corta. El Chile que viene es horizontal, colaborativo y solidario, y hay que abrirle paso a la democracia participativa, cuya expresión máxima debe ser la asamblea constituyente que dé vida a una nueva carta magna.

 

Sin embargo, estos últimos días, lo que hemos presenciado es una campaña del oficialismo para deslegitimar y satanizar la posibilidad de un cambio a la Constitución. Los argumentos usados por autoridades oficialistas llegan a ser irrisorios, infantiles y derechamente falaces. Ahora pretenden instalar la disyuntiva en la gente respecto de la prioridad de los temas; las demandas sociales o cambio a la constitución, señalan. Pues bien, se puede caminar y mascar chicle. El pueblo de Chile no merece esas excusas. El País requiere florecer.

 

 

 

 

Jorge Hidalgo.

 

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