La derrota ante Deportes Concepción no solo frustró el objetivo de Cobreloa de regresar a la Primera División, sino que dejó en evidencia un panorama aún más complejo: la incertidumbre total respecto del futuro de la mayoría de sus jugadores. A pocas semanas de terminar el año, el club loíno atraviesa una crisis interna que podría marcar un punto de inflexión en su historia reciente.
La dirigencia, ya golpeada por la caída en la final de la Liguilla, debe ahora encarar un desafío mayor. Un total de 25 futbolistas podría quedar en libertad de acción si no se alcanza un acuerdo de renovación en las próximas semanas. Entre ellos figuran nombres clave como el arquero Hugo Araya y el lateral David Tapia, dos de los pilares del equipo durante la temporada, cuyos contratos no están asegurados.
Araya, uno de los jugadores más regulares y determinantes en tramos decisivos del torneo, es considerado prioritario por la dirigencia. No obstante, el propio guardameta evalúa distintas alternativas para su futuro, abriendo un flanco especialmente sensible para el club. Tapia, por su parte, también se encuentra en plena definición. A pesar de su destacado rendimiento, ha optado por tomarse un periodo de reflexión antes de resolver su continuidad, situación que tensiona aún más una zona defensiva donde Cobreloa no puede permitirse mayores vacíos.
El cuadro naranja también busca asegurar la permanencia de Gerardo Navarrete, Iván Ledezma, Sebastián Zúñiga, Byron Bustamante, Nicolás Palma, Rodolfo González y Luis García, jugadores que cumplieron roles importantes, pero cuyos vínculos contractuales siguen en incertidumbre.
En este escenario, la presión sobre la dirigencia es máxima. Los hinchas esperan decisiones rápidas y efectivas para evitar que el equipo se desarme por completo y que una campaña que estuvo cerca del ascenso no termine convertida en un retroceso profundo para la institución.
