OPINIÓN

El odio de la izquierda a la riqueza ( Patricio Urquieta Garcia, ex Intendente de la Región de Atacama )

 

 

El gobierno del Presidente Boric ha mostrado la verdad de lo que representa la izquierda. No son solo indultos a delincuentes irremediables o pensiones de gracia que, según la Contraloría, concede ilegalmente, ni los paros reiterados que destruyen la educación pública y perjudican la movilidad social, sino el ánimo de destruir la institucionalidad como expresión democrática en Chile.

 

Hace pocos días, la izquierda del Consejo Regional de Atacama expresó su oposición política a un proyecto minero  recién ingresado al sistema de evaluación ambiental. Optó sin que la institucionalidad ambiental hubiera actuado. Ello revela no solo su interés en gobernar sin leyes y al tenor de sus deseos personales, sino su inclinación a la pobreza y la tiranía.

 

El fracaso ideológico de la izquierda por su disposición contra la riqueza (plan de Macron en Francia es el mejor ejemplo) es evidente. Sin embargo, también se requiere especial atención con la defensa de la democracia. Los observadores de la política no siempre distinguen el sector al que adscriben sus protagonistas. Ante su decepción – justificada o no – culpan a la política y, como consecuencia de ello, a las instituciones, en circunstancias de que el problema es la ideología de izquierda. Sus defensores acusan que la ineficacia del Estado es obra de sus limitaciones y presiona respuestas de aquel al servicio de su opción personal, eliminando el rol de la ley. Así se inicia la destrucción del Estado de Derecho y la igualdad ante la ley. El escenario propicia un totalitarismo “salvador” del país y el nacimiento de un dictador.

 

El respeto a la ley y las instituciones es el primer eslabón de defensa de la democracia. Si un proyecto cumple con las exigencias de la ley, se debe aprobar. Su rechazo por la izquierda sería expresión de arbitrariedad y del indeclinable propósito de impedir el progreso en la región de Atacama. Las ideas de la libertad están lejos del odio que el oficialismo ha construido como expresión de sensibilidad social, y son el único camino de desarrollo demostrable hasta hoy.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba