
El Ministerio de Defensa de Rusia informó este viernes que sus fuerzas destruyeron instalaciones militares ucranianas dedicadas a la fabricación de drones, un aeródromo y una refinería, en el marco de un ataque nocturno dirigido principalmente contra la capital ucraniana, Kiev.
Según el parte de guerra semanal, el operativo fue ejecutado con «armas de largo alcance y alta precisión», incluyendo misiles hipersónicos Kinzhal y drones de largo alcance, y habría alcanzado con éxito todos los objetivos previstos. Las instalaciones atacadas estarían involucradas en la producción de drones FPV, sistemas robóticos móviles y otros equipos de uso militar.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó el bombardeo como un acto «deliberadamente masivo y cínico», y aseguró que solo en las últimas horas Rusia lanzó 550 proyectiles —entre misiles y drones— contra diversas zonas del país.
Zelenski denunció que la alerta antiaérea en Kiev se prolongó hasta las 9 de la mañana y que las tareas de remoción de escombros y control de incendios continúan. También vinculó el inicio del ataque con reportes de una conversación telefónica entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el mandatario ruso, Vladímir Putin.
Además de la capital, las regiones de Dnipropetrovsk, Sumi, Járkov y Cherníguiv también fueron blanco del ataque, registrándose tanto impactos directos como la caída de fragmentos de misiles y drones.