
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió este viernes que no descarta ordenar nuevos ataques contra instalaciones nucleares de Irán si recibe informes de inteligencia creíbles que indiquen un incremento significativo en el enriquecimiento de uranio.
Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump respondió “totalmente” al ser consultado sobre la posibilidad de bombardear nuevamente los centros de enriquecimiento iraníes si se confirma que Teherán avanza hacia la capacidad de fabricar un arma nuclear.
El mandatario calificó de “éxito rotundo” los ataques estadounidenses del pasado fin de semana contra los sitios de Fordó, Isfahán y Natanz, los cuales, según afirmó, facilitaron un alto el fuego entre Irán e Israel tras doce días de enfrentamientos. “El sitio [Fordó] quedó arrasado por las bombas. Y no, no me preocupa en absoluto”, afirmó con contundencia.
Trump sostuvo que tanto Irán como Israel están “exhaustos” tras el conflicto. “Traté con ambos, y ambos querían resolverlo. Hicimos un gran trabajo. Lo último en lo que piensan ahora es en la energía nuclear”, agregó.
En respuesta a las declaraciones del líder supremo iraní, Ali Jameneí, quien afirmó que los ataques estadounidenses no lograron “nada significativo”, Trump lo emplazó a “decir la verdad”. “Te dieron una paliza, e Israel también fue golpeado”, remató.
El presidente desestimó un informe preliminar de inteligencia filtrado a la prensa que estima que los ataques solo habrían retrasado el programa nuclear iraní por seis meses. Según Trump, los daños fueron mucho mayores y aseguró que Irán habría perdido el acceso a sus reservas de uranio enriquecido al 60 %.
Senado bloquea resolución para limitar poderes de guerra de Trump
En paralelo, el Senado estadounidense rechazó este viernes una resolución impulsada por el senador demócrata Tim Kaine, que buscaba restringir las facultades del presidente para llevar a cabo acciones militares contra Irán sin autorización del Congreso.
La iniciativa fue rechazada por 53 votos contra 47, reflejando la fuerte división partidista en torno al uso del poder militar por parte del Ejecutivo. Kaine apeló a la Ley de Poderes de Guerra, que exige la aprobación del Congreso para involucrarse en conflictos armados, pero el control republicano del Senado hizo inviable su aprobación.