
Cada año, miles de familias en Copiapó y en toda la región de Atacama enfrentan una pregunta que se ha vuelto parte del proceso de egreso de 4° medio: ¿dónde seguir estudiando?
La respuesta, para muchos jóvenes, se encuentra fuera de nuestras fronteras regionales.
De acuerdo con el SIES 2024, Atacama es la tercera región del país con mayor migración de estudiantes hacia otras zonas para continuar sus estudios superiores: 4 de cada 10 jóvenes optan por dejar sus hogares, siendo Santiago, La Serena y Valparaíso los destinos más elegidos.
Las razones de esta decisión son diversas. Para algunos, la búsqueda de una oferta académica más amplia y especializada resulta determinante. Otros se sienten atraídos por el prestigio de determinadas instituciones y se debe considerar también la aspiración de independencia, la que juega un rol clave en esta etapa vital. A ello se suma la percepción de que otras ciudades ofrecen mayor calidad de vida, diversidad cultural y más oportunidades de desarrollo personal.
Este fenómeno nos plantea un desafío mayor. Como instituciones de educación superior, debemos avanzar hacia una oferta académica variada, pertinente y vinculada al potencial productivo y cultural de nuestra región. Pero también debemos mirar más allá de las aulas: ¿qué tipo de ciudad queremos ofrecer a los jóvenes? La calidad de los espacios públicos, la vida cultural, la movilidad, el acceso a servicios y las oportunidades de emprendimiento forman parte del ecosistema que puede retener —o expulsar— a nuestro talento.
La migración estudiantil no es un problema en sí mismo; puede ser una oportunidad de crecimiento y apertura para quienes se van. Sin embargo, como comunidad, no podemos dejar de reflexionar sobre lo que necesitamos fortalecer para que Atacama sea también una opción atractiva para quedarse.
El desafío está en nuestras manos. Apostar por más y mejores programas académicos, potenciar la vida cultural y deportiva, abrir espacios de innovación y fomentar la participación juvenil son caminos posibles. Retener talento no significa cerrar puertas al mundo, sino abrir más aquí, en nuestra propia tierra.
Atacama tiene todo para ser una región que inspire a sus jóvenes a crecer sin tener que partir. El futuro de nuestra comunidad depende de que seamos capaces de construir juntos ese entorno que no solo forme profesionales, sino también personas que sueñen, creen y desarrollen su vida aquí, en la región que los vio nacer.