A cinco años del primer caso en Chile: Las cuentas pendientes del Covid-19

 

Este 2025, cinco años después de que Chile confirmara su primer caso de COVID-19, las secuelas de la pandemia siguen marcando al país, que atraviesa un proceso de recuperación lento y desafiante en diversas áreas. Con cerca de 60.000 fallecidos, una campaña de vacunación exitosa y uno de los encierros más prolongados, Chile se enfrenta aún a los efectos colaterales de este fenómeno global que cambió para siempre la vida de sus habitantes.

El 3 de marzo de 2020, el entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, confirmó el primer caso de SARS-CoV-2 en Chile, abriendo la puerta a una serie de olas de contagios que, especialmente en los primeros meses de 2021, se cobrarían un elevado número de vidas. El inicio de la pandemia dejó una huella profunda en la sociedad chilena, tanto por la pérdida de vidas como por las estrictas restricciones que afectaron a miles de familias. “Fue una experiencia muy estremecedora, muy dolorosa y muy difícil, pensando por ejemplo en la imposibilidad de despedir a nuestros fallecidos”, comentó la presidenta del Colegio Médico, Ana María Arriagada, quien recordó los momentos más duros de la crisis sanitaria.

A pesar de la severidad de la pandemia, Chile se destacó a nivel mundial por la efectividad de su campaña de vacunación, que fue uno de los mayores éxitos del país durante la emergencia. En medio de un contexto regional complejo, el esfuerzo conjunto de las autoridades y la sociedad permitió que el país fuera uno de los primeros en vacunar a su población, lo que ayudó a frenar la propagación del virus. Sin embargo, Arriagada subraya que la pandemia también desnudó desigualdades estructurales en Chile: “En esas cifras de mortalidad se evidencia una profunda desigualdad. Aquí murieron más personas en las comunas más pobres y desvalidas”, comentó la doctora, haciendo hincapié en que la obesidad fue un factor clave que contribuyó a la alta mortalidad en estos sectores.

El impacto económico y la recuperación

Como en el resto del mundo, la economía chilena sufrió una caída significativa debido a las restricciones sanitarias y la paralización de la actividad productiva. La contracción del Producto Interno Bruto (PIB) fue del 6% en 2020, un golpe duro para la economía nacional. Sin embargo, Chile implementó políticas fiscales contracíclicas que permitieron mitigar el impacto inmediato del confinamiento. “La regla fiscal contracíclica permitió una serie de alivios tributarios, subsidios directos y postergación de créditos que ayudaron a paliar los efectos”, explicó el economista Francisco Castañeda.

Aunque la economía chilena mostró una notable recuperación con un crecimiento del 11,7% en 2021, el ritmo de la reactivación se desaceleró en 2022, cuando el crecimiento se redujo al 2,4%. Castañeda señaló que, a pesar de que el país ha avanzado, todavía no se han recuperado los niveles de empleo previos a la pandemia. El mercado laboral se ha ajustado a las nuevas realidades, y las empresas han implementado eficiencias que han limitado la oferta de puestos de trabajo.

Salud mental, un desafío pendiente

Uno de los aspectos más complejos de la pandemia ha sido su impacto en la salud mental de la población. La doctora Cecilia Besser, directora de la Clínica Psicológica de la Universidad Diego Portales, explicó que la pandemia cambió la forma de relacionarse entre las personas, afectando profundamente los espacios sociales que sirven de protección para la salud mental. «Hoy lo que tenemos es que sobre todo niños, niñas y adolescentes no saben relacionarse bien ni en el ámbito presencial ni virtual», comentó Besser, señalando que los efectos del confinamiento y las restricciones sociales han aumentado los problemas de autoestima, depresión, ansiedad y estrés, especialmente entre los más jóvenes.

Este panorama refleja una crisis que ya existía antes de la pandemia, pero que se profundizó por la falta de acceso a servicios de salud mental. La experta afirmó que, aunque hay un esfuerzo estatal por ampliar la cobertura, la demanda sigue siendo mayor que la oferta, lo que ha dejado a muchas personas sin atención. “No hay condiciones para hacerse cargo de estas consecuencias, y aunque hay esfuerzos, aún hay muchos sin atención, tanto porque a nivel privado es carísimo como por la saturación del sistema público”, dijo Besser.

A medida que los chilenos siguen asimilando los efectos de la pandemia, los desafíos continúan. Entre los más relevantes se encuentran los retrasos en la educación, especialmente en la lecto-escritura de los más pequeños, así como problemas de identidad en adolescentes que han visto sus espacios de socialización truncados. Además, los cambios en la cultura laboral, como la llegada del teletrabajo, también han generado nuevas realidades en el mundo profesional que aún están siendo evaluadas.

En definitiva, mientras Chile continúa avanzando en su recuperación, las huellas dejadas por la pandemia siguen siendo un tema central en el país. La lucha por superar los efectos en la salud, la economía y la estabilidad emocional de la población continúa siendo un desafío constante.

Mostrar más
Botón volver arriba
----fin google ----