
Más de 3.600 millones de toneladas de cobre serán necesarias para cumplir con las metas de transición energética y desarrollo humano al año 2050, según un estudio internacional publicado en la revista SEG Discovery. Investigadores de universidades de EE.UU. y Australia advierten que este volumen de demanda es inalcanzable sin una transformación profunda en las políticas de inversión minera y planificación energética.
El informe, elaborado por científicos de Cornell, Michigan y Queensland, plantea que incluso bajo escenarios de demanda moderada, la electrificación del transporte y la sustitución de los combustibles fósiles superarán ampliamente la capacidad razonable de producción de cobre. “El ritmo necesario de apertura de nuevas minas para cubrir la demanda es imposible bajo las condiciones actuales”, indican.
Los autores señalan que, para alcanzar una electrificación total, el mundo debería inaugurar anualmente hasta 22 minas del tamaño de El Teniente durante la próxima década, algo sin precedentes. Hoy, la producción global de cobre es de 27 millones de toneladas anuales, y se espera que se duplique hacia 2050 bajo un modelo convencional de crecimiento. Sin embargo, el volumen adicional requerido para una transición energética plena es insostenible y no puede ser compensado mediante reciclaje.
Uno de los principales factores de esta presión es la necesidad de cobre para sistemas de almacenamiento eléctrico, indispensables para estabilizar la generación de energía solar y eólica. En este contexto, los investigadores proponen una matriz energética más equilibrada, basada en energía nuclear y centrales a gas metano, junto con el impulso a vehículos híbridos en lugar de eléctricos puros.
“Una estrategia dominada por vehículos híbridos y energía nuclear reduciría drásticamente la presión sobre el cobre, dejando más recursos disponibles para el desarrollo de países pobres”, concluyen.
El informe también relaciona el consumo de cobre per cápita con el Índice de Desarrollo Humano (IDH), mostrando que el metal es esencial para alcanzar estándares de vida básicos. Por ejemplo, India requeriría 227 millones de toneladas para igualar su infraestructura a la de los países desarrollados. En total, los países de ingresos bajos y medios necesitarán cerca de 1.043 millones de toneladas de cobre, lo que equivale a casi medio siglo de producción actual.
Los autores subrayan que existe un conflicto inevitable entre la electrificación acelerada y el desarrollo equitativo. “El cobre debe priorizarse para mejorar la vida de millones en vez de alimentar un exceso de baterías”, afirman. El estudio incluye una herramienta de simulación que permite evaluar distintos escenarios de demanda según la estrategia energética adoptada.