INTERNACIONAL

Habitantes de una isla de Corea del Sur, escépticos ante la cumbre intercoreana

Cuando un obús de artillería norcoreano se estrelló contra su casa hace ocho años, pulverizando el último piso, Kim Soo-ok, aterrorizado, se precipitó a la calle, descalzo y gritando que había estallado la guerra.

La lluvia de obuses descargados contra la isla surcoreana de Yeonpyeong, en el mar Amarillo, en noviembre de 2010, dejó cuatro muertos y redujo algunas viviendas a meras ruinas humeantes.
Fue el primer ataque de Corea del Norte contra civiles desde la guerra de Corea (1950-1953) y todavía hace temblar a los habitantes, que revisten un escepticismo amargo respecto a Pyongyang antes de la cumbre intercoreana del viernes.

“Cada vez que oigo un ruido fuerte, voy a comprobar fuera, por reflejo”, afirma Kim, gerente de una cafetería. “Siempre me acuesto con una maleta preparada, por si acaso”, agrega.

Los 2.200 habitantes de Yeonpyeong viven a solo un kilómetro y medio de una frontera marítima disputada con el Norte.

Llamada “línea de límite del Norte” (NLL), esta frontera no cuenta con el reconocimiento de Pyongyang, que alega que fue trazada por las fuerzas de Naciones Unidas, empujadas por Estados Unidos, cuando terminó la guerra.

La línea de demarcación fue escenario de enfrentamientos marítimos breves pero sangrientos entre las dos Coreas en 1999, 2002 y 2009. Corea del Norte afirmó que el ataque de 2010 era una respuesta a bombardeos surcoreanos en sus aguas territoriales.

 

AFP

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