
Cada vez falta menos para celebrar una de las festividades más esperadas del año: la Navidad. Un tiempo de unión familiar, luces, villancicos y, por supuesto, del tradicional árbol de Pascua que adorna los hogares y marca el espíritu navideño.
Aunque no existe una fecha oficial para armar el árbol, la tradición cristiana y las costumbres populares han establecido varios momentos posibles para hacerlo.
Fechas más tradicionales
Una de las opciones más extendidas es el 1 de diciembre, día que muchas familias eligen como punto de partida del mes navideño. Sin embargo, también se asocia este momento con el inicio del Adviento, que corresponde al cuarto domingo antes de Navidad, un período de reflexión y preparación para el nacimiento de Jesús.
Otra fecha simbólica es el 6 de diciembre, día de San Nicolás, figura religiosa que inspiró la leyenda de Santa Claus o el “Viejito Pascuero” en Chile. En algunos hogares se aprovecha esta jornada para montar el árbol y comenzar con los preparativos festivos.
También existe la costumbre de armarlo el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, feriado religioso que muchas familias utilizan para dedicar tiempo a decorar el hogar. Si bien algunos relacionan esta fecha con el dogma proclamado por el Papa Pío IX en 1854, no existe evidencia oficial que respalde esa asociación directa.
El origen del árbol de Navidad
El árbol navideño tiene raíces más antiguas que el propio cristianismo. Según National Geographic, los árboles de hoja perenne se utilizaban en celebraciones paganas del solsticio de invierno, como símbolo de la vida y la luz que vencen a la oscuridad y la muerte.
Con el tiempo, el cristianismo adoptó y transformó esa tradición. La historia cuenta que el misionero San Bonifacio taló un árbol pagano frente a los habitantes de una aldea y, en su lugar, presentó un abeto como símbolo de paz y vida eterna, ya que sus hojas siempre permanecen verdes y su forma apuntando al cielo representaba la conexión con Dios.
Desde entonces, el árbol se incorporó a las celebraciones navideñas y se expandió por Europa. Hoy, Tallin (Estonia) y Riga (Letonia) se disputan el honor de haber levantado el primer árbol de Navidad público, en los años 1441 y 1510, respectivamente.
