OPINIÓN

«Necesitamos + innovación, necesitamos + TP» Por Lucas Palacios (Rector INACAP)

Junto a Catalina Mertz Consejera INACAP

La educación superior Técnico Profesional (TP) impulsa el desarrollo sostenible del país gracias a sus más de 555 mil estudiantes, quienes transforman sus vidas cursando carreras pertinentes, de alta empleabilidad, vinculadas a las necesidades productivas de cada una de las regiones de Chile. Su testimonio refleja una productividad con sentido, consciente de que el desafío no es solo económico, sino que también social y medioambiental. Este escenario nos impulsa a repensar el cómo podemos enfrentar las brechas de productividad, competitividad y sostenibilidad. Atrás quedaron los días donde la formación priorizaba únicamente las competencias funcionales específicas, pues, en sociedades complejas, las competencias transversales son la base sobre la cual desarrollamos nuestra capacidad de imaginar, adaptar, innovar y emprender (i+E).

En la actualidad, son muchas las instituciones del subsistema TP que están formando mujeres y hombres en i+E. Más allá de la carrera elegida, sus estudiantes adquieren competencias para emprender e innovar en un ecosistema competitivo, generando movilidad social y mejorando las capacidades empresariales en beneficio de la sociedad, a través del desarrollo de ideas creativas que contribuyen a la calidad de vida de las personas. Nuestros estudiantes y egresados son importantes agentes de cambio, trabajando e innovando, también desde nuevas miradas, como la economía circular, verde, azul o plateada. Dado la íntima vinculación del subsistema TP con las necesidades reales de los diversos sectores productivos, esta educación está a la vanguardia en materia de tecnología aplicada e innovación productiva. Asimismo, los métodos de aprendizaje en el subsistema TP están compelidos a incluir tecnologías de punta, tales como metaverso, simuladores e inteligencia artificial, entre otros. Varias instituciones en Chile ya lo están haciendo.

Un aporte concreto de la formación TP reside en la importancia de encontrarse con otros, sean estos estudiantes, educadores, trabajadores o empresarios, a través de una formación habilitante para el trabajo y la vida, siendo el puente entre su presente y aquello que desean ser, formándolos en instancias de aprendizaje integrado con el sector productivo y de servicios, bajo distintas estrategias de aprendizaje, como formación en alternancia o desafíos basados en proyectos concretos e innovadores, entre otros. Desde cada realidad concreta resuelven desafíos productivos que impactan en cada región y sector territorial en particular, y, subsecuentemente, en el país.

En la educación TP podemos encontrar soluciones de valor ante nuevos problemas, entre los que encontramos desafíos de innovación, concursos de emprendimiento, el proyecto IP-CFT 2030 de Corfo, o la Estrategia TP para la Innovación, Transferencia Tecnológica y Desarrollo Territorial Sostenible: Innova TP, recientemente lanzada por el gobierno. Estas iniciativas han permitido que las instituciones TP contribuyan a enfrentar los desafíos impuestos por la industria 4.0, posibilitando la descentralización productiva de Chile, potenciando con fuerza y convicción la incorporación de mujeres a sectores económicos tradicionalmente masculinizados, con el fin de mejorar sustantivamente su productividad a través de miradas diversas, creativas e integradoras. En efecto, la educación TP le demuestra a cientos de jóvenes y adultos que su vida puede ser distinta y que son importantes agentes de cambio, innovadores, emprendedores.

Es ante las crisis donde la capacidad de innovar adquiere más valor, pues todo desafío económico es social y todo desafío social es económico. Así, es de suma relevancia potenciar un trabajo articulado entre todos los actores, públicos y privados. El potenciar la innovación, adaptación y transferencia tecnológica a los diversos sectores productivos y de servicios en la Educación Superior Técnico Profesional es una tarea relevante de los estados modernos. A su vez, las empresas también deben plantearse proactivamente la oportunidad de invertir en la formación temprana de técnicos y profesionales, así como en los necesarios aportes en i+E. De no hacerlo, el esfuerzo por reducir las brechas de productividad, competitividad y sostenibilidad existentes será infructuoso. El desafío país es monumental y es en la educación TP donde se encuentran las respuestas.

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