Helicobacter pylori: la bacteria silenciosa que puede desencadenar cáncer gástrico si no se completa el tratamiento

En Chile, el cáncer gástrico sigue siendo una de las principales causas de muerte por tumores malignos, especialmente entre los hombres.

A pesar de los avances en diagnóstico y tratamiento, el verdadero desafío está en la prevención primaria, centrada en la detección y erradicación efectiva de la bacteria Helicobacter pylori, reconocida por la Organización Mundial de la Salud como un carcinógeno del grupo I.

Esta bacteria, presente en más del 50% de la población chilena según estudios recientes, es responsable de un alto porcentaje de los cánceres gástricos localizados fuera del cardias, es decir, en la porción principal del estómago. Su presencia prolongada genera una inflamación crónica que puede evolucionar hacia lesiones premalignas y, eventualmente, cáncer.

“La erradicación de Helicobacter pylori es una intervención clave en la prevención del cáncer gástrico. Sin embargo, en la práctica clínica vemos que muchos pacientes abandonan el tratamiento antes de completarlo, lo que reduce significativamente su efectividad”, advierte Karen Caro Vallejos, académica de la carrera de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar.

Tratamiento

El tratamiento recomendado actualmente dura 14 días y combina un inhibidor de la bomba de protones —que reduce la acidez gástrica— con dos o más antibióticos, seleccionados según las resistencias bacterianas locales. Pero el éxito no depende solo de la prescripción médica, sino de la adherencia del paciente y de la realización de un test de confirmación de erradicación entre seis y ocho semanas después de finalizado el tratamiento.

“Completar el tratamiento es fundamental, pero igual de importante es verificar que la bacteria haya sido eliminada. Sin ese control, el paciente puede seguir infectado sin presentar síntomas, lo que perpetúa el riesgo de desarrollar cáncer gástrico”, explica la enfermera.

En Chile, las cifras de adherencia aún son preocupantes. Diversos estudios indican que menos del 50% de los pacientes realiza la verificación de erradicación. A esto se suma la automedicación, el abandono del tratamiento al desaparecer los síntomas y las dificultades de acceso a controles especializados.

“Muchas personas creen que el tratamiento es solo para aliviar la gastritis, pero en realidad estamos hablando de una intervención oncopreventiva. Erradicar H. pylori es prevenir el cáncer gástrico. Esa información debe llegar con claridad a la comunidad”, enfatiza Karen Caro.

Ejes importantes

La académica de la UNAB subraya que la estrategia para revertir esta situación debe centrarse en tres ejes:

Educación sanitaria efectiva: Los equipos de salud deben comunicar con claridad la importancia de completar el tratamiento y realizar el control postratamiento. “No basta con entregar el medicamento. Hay que asegurarse de que el paciente entienda por qué lo toma y qué debe hacer después”, señala la docente.

Seguimiento activo: Implementar sistemas de recordatorio y control, tanto en atención primaria como en hospitales, puede marcar la diferencia. “Un llamado telefónico, un mensaje de texto o una cita agendada pueden ser el empujón que el paciente necesita para volver a controlarse”, sugiere la profesional.

Acceso garantizado a pruebas diagnósticas: La verificación de erradicación debe estar disponible en la red pública de salud, sin barreras económicas ni logísticas. “Si el paciente no puede acceder fácilmente al test, es probable que no lo haga. Necesitamos que el sistema facilite ese paso”, agrega.

Finalmente, la académica UNAB subraya que “la diferencia entre un diagnóstico y una verdadera prevención está en terminar lo que se empieza. Cuidarnos como sociedad implica asumir que la salud no depende solo del sistema, sino también del compromiso individual con los tratamientos”.

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