Parkinson, la enfermedad silenciosa que afecta a más de 30 mil personas en Chile

Los diagnósticos tardíos y el desconocimiento de señales tempranas reducen la calidad de vida de quienes padecen la segunda enfermedad neurodegenerativa más común del mundo. En esa línea, expertos explican la importancia de estar atentos a las señales de alerta neurológica y a realizar controles preventivos.

 

 

Según un estudio publicado en Neuroepidemiology (2021), basado en datos del sistema GES entre 2010 y 2018, la incidencia de la enfermedad de Parkinson en Chile es de 23,7 casos por cada 100 mil habitantes al año, lo que equivale a más de 4.500 nuevos diagnósticos anuales, es decir uno cada 2 horas.

“El Parkinson es una enfermedad que muchas veces se asocia solo a adultos mayores, pero también puede presentarse antes de los 60 años. Su detección precoz permite un mejor control de los síntomas y mejora significativa en la calidad de vida del paciente”, explica la neuróloga de Clínica Las Condes, Evelyn Benavides.

La enfermedad de Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa más común en el mundo después de la enfermedad de Alzhéimer. En Chile, hay más de 30 mil pacientes con diagnóstico de Parkinson, siendo más frecuente sobre los 60 años, aunque existen casos en menores de 50 años, con formas de presentación más relacionadas a síntomas no motores, con trastornos del sueño, alteraciones gastrointestinales y del ánimo, más que temblor u otros movimientos involuntarios.

“La clave es consultar en forma oportuna. El diagnóstico no se basa en un solo examen, sino en una evaluación clínica detallada realizada por un neurólogo. En Clínica Las Condes, contamos con equipos especializados en enfermedades del movimiento, que permiten acompañar al paciente y a su familia desde el diagnóstico hasta el tratamiento multidisciplinario”, agrega Benavides.

Así, para detectar la enfermedad, desde Clínica Las Condes señalan que entre los síntomas iniciales más frecuentes se encuentran temblor en extremidades, principalmente en manos; lentitud en los movimientos; trastornos de la deglución y alteraciones del equilibrio y la marcha. También pueden presentarse síntomas no motores, como trastornos del sueño REM, ansiedad, bajo ánimo o pérdida del olfato, incluso años antes del diagnóstico motor.

Los síntomas anteriores deben ser evaluados por especialistas, dado que hay cuadros clínicos diferentes que pueden confundirse con la enfermedad de Parkinson y que tienen tratamientos y pronósticos diferentes.

 

 

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