OPINIÓN

“El espacio para la rabia” Por Elías Úbeda Greig, psicólogo Clínico y Forense

El poeta Chileno Armando Uribe escribió un libro titulado: “odio lo que odio, rabio como rabio”. Texto que da cuenta, y sus entrevistas, de la soberana incontenible y nunca bien mirada emoción que sentimos de cuando en vez: la rabia.

Con gran lucidez, el autor plantea que dicha emoción está atrofiada o no cuenta con el espacio y validación que merece.

Desde el punto de vista de la psicología debemos decirle al poeta que está en un acierto tan rotundo como la poesía.

La rabia es una emoción y una sensación de gran intensidad que requiere una revalidación, y un espacio en nuestras vidas. Sentir rabia no nos hace peores, tampoco mejores, sino más humanos. No estamos obligados a la divinidad, a la perfección, a la mueca o sonrisa de plástico y permanente; a estar de acuerdo en todo, a asentir en forma perpetua, a seguir la corriente; pues hay cosas que nos molestan, que están contra nuestras creencias o valores, que son ideas sin fundamento. También, existen expresiones y eventos que nos violentan, nos faltan el respeto. Frente a esto no se puede ser cínicos (no con el otro) sino con nosotros mismos.

Por otra parte, entonces, es necesario permitirnos lo espontáneo, lo honesto, lo transparente que es sentir rabia frente a cosas, personas o situaciones que lo ameritan en plenitud. La injusticia, el agobio, las faltas de respeto, las agresiones, el abuso. Si usted no siente rabia frente a cosas como estas entonces está muy enfermo o enferma, y debe preocuparse.

La expresión de esta rabia puede ser implosiva (contenida o tragada) o explosiva (expresada); y usted está en su derecho a expresarla en plenitud.

Una de las formas de prevenir la violencia es mostrar a tiempo eso que está molestando, ser asertivo. No se trata de violentar a otros, sino de hacer presente esta sensación tan arcaica que también ha contribuido a la sobrevivencia de la especie.

Si la rabia no se expresa no hay alivio, si la rabia no se hace presente no hay conflicto y las relaciones no maduran, no cambian, no mejoran. Si la rabia no se verbaliza pueden aparecer otras patologías que afectan al cuerpo, y que luego no entendemos donde está su gestación. Si usted no manifiesta su rabia nunca termina de ser usted mismo o usted misma, sino partes quebradas de un espejo, una parcialidad, o un personaje.

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