OPINIÓN

El silencio de las enfermedades mentales en los adultos mayores ( por Juan Carlos Maya, Psicólogo )

Las personas con mayor riesgo de enfermarse gravemente, como los adultos mayores y las personas con afecciones subyacentes, también corren mayor riesgo de sufrir estrés por la situación del COVID-19.  Los adultos mayores y las personas con discapacidades tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, como depresión. Los problemas de salud mental pueden presentarse con alguna molestia física (como dolores de cabeza o de estómago) o con problemas cognitivos (como dificultad para concentrarse).

Es más probable que los médicos no detecten problemas de salud mental en personas con discapacidad, porque se concentran en atender y tratar sus afecciones subyacentes, a diferencia de las personas sin discapacidades. Adultos mayores, porque se puede confundir la depresión como una parte normal del proceso de envejecimiento. Se sugiere que pueda tomar en consideración todos los indicadores expuestos en función que le permita entregar una mejor respuesta a las situaciones que se le presenten.

Las personas mayores, en especial si están aisladas y tienen algún deterioro cognitivo o demencia, pueden volverse más ansiosas, enojadas, estresadas, agitadas y retraídas durante el brote o mientras están en cuarentena. Suministremos apoyo práctico y emocional por parte de familiares, cuidadores y profesionales de la salud.

Transmitamos datos sencillos acerca de lo que está pasando y suministremos información clara sobre la manera de reducir el riesgo de infección, en palabras que las personas con o sin deterioro cognitivo puedan entender. Pero ojo tampoco la idea es caer en la paranoia, es estar alerta pero no sobre alerta respecto de esta situación que estamos viviendo.

Repitamos la información cada vez que sea necesario. Las instrucciones deben comunicarse de manera clara, concisa, respetuosa y paciente; es posible que también resulte útil transmitir información por escrito o por medio de imágenes. Hagamos que la familia y otras redes de apoyo participen en aportar información y ayudemos a practicar las medidas preventivas (por ejemplo, lavado de las manos, etc.).

Si tenemos una afección de salud subyacente, me refiero a otra enfermedad, asegurémonos de tener acceso a todos los medicamentos que estemos usando actualmente. Activemos nuestros contactos sociales para que, de ser necesario, le brinden asistencia. Estemos preparado y sepamos de antemano dónde y cómo obtener ayuda práctica si la necesitamos, como la manera de llamar a un taxi, recibir comida o solicitar atención médica. Asegurémonos de tener al menos dos semanas de toda la medicación regular que podamos necesitar.

 

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