Soldado estadounidense que asesinó a afganos dice que fue «consumido por la guerra»

El ex sargento Robert Bales escribió a alto mando del Ejército para solicitar reducción a su sentencia de prisión perpetua por matar a 16 aldeanos en Kandahar, en 2012.

El soldado estadounidense que mató a 16 aldeanos afganos en 2012 dijo que había perdido la compasión por los iraquíes y los afganos después de que lo enviaran en cuatro ocasiones en despliegues de combate.

El periódico The News Tribune de Tacoma se valió de la Ley de Libertad de Información para conseguir una carta de ocho páginas que el ex sargento Robert Bales escribió a un oficial de alto rango del Ejército en la base conjunta Lewis-McChord para solicitarle una reducción a su sentencia de prisión perpetua.

«Mi mente estaba consumida por la guerra», escribió Bales el año pasado.»Sembré guerra y odio durante la mayor parte de 10 años y coseché violencia», agregó.

«Después de estar preso dos años, comprendo que lo que yo pensaba era normal estaba muy lejos de ser normal».

En marzo, el teniente general Stephen Lanza rechazó la solicitud de anular la condena de Bales o conmutarle la sentencia, dijo el viernes un portavoz del ejército.

Esa decisión remite automáticamente el caso a un Tribunal de Apelaciones Criminales del Ejército, donde jueces militares podrían considerarlo nuevamente algún día.

Bales, oriundo de Ohio y padre de dos hijos en Lake Tapps, Washington, baleó en marzo de 2012 a 22 civiles en total, incluidas 17 mujeres y niños, durante incursiones antes del amanecer contra dos aldeas en la provincia de Kandahar.

Debido a las protestas furiosas suscitadas por la matanza, Estados Unidos suspendió temporalmente las operaciones de combate en la zona y los investigadores castrenses tardaron tres semanas para llegar al lugar de los hechos.

Bales se declaró culpable en un acuerdo para salvarse de la pena de muerte y ofreció disculpas por sus actos en una declaración cuando fue sentenciado en 2013.

Entonces describió la rabia perpetua que sentía, sus problemas de alcoholismo y dependencia de las píldoras para dormir, así como su consumo de esteroides.

También dijo que no podrí­a explicar lo que había hecho, algo que reiteró en su carta.

«En mis últimos dos años de encarcelamiento, he podido comprender que no hay un por qué; sólo hay dolor», escribió.

AP

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