OPINIÓN

“Sufrimiento escolar” Por Elías Úbeda Greig, psicólogo Clínico y Forense

Al iniciar esta columna parece interesante hacer un cambio en el enfoque: Hablamos de Bullying, y nos parece un concepto lejano; de acoso o maltrato escolar y con ello hacemos referencia a la relación entre las alumnas o alumnos. Sin embargo, a mi entender no terminaremos de tomar cartas en el asunto sino hasta que visibilicemos el “sufrimiento” de la víctima en la relación escolar.

Así es, lo que debemos atender y detener es el sufrimiento que niños y niñas viven en el entorno escolar, al estrés, el agobio, la sensación de soledad, de vacío, de menosprecio, desaprobación, enemistad, aborrecimiento; en síntesis, un profundo desamor.

Si esto no tiene resolución o contrapeso en la atención familiar, no existe suficiente diálogo, interés, demostración amorosa, o el sistema familiar no se activa dando señales de protección y neutralización de estos ataques físicos y psicológicos en el colegio, el niño o la niña comienza a interiorizar estos mensajes escolares de desaprobación y violencia, haciendo suyos los juicios de torpeza, fealdad, incapacidad social, o cualquier otro; perfilando ante sí mismo(a) una identidad caricaturizada, un personaje detestable frente al espejo y frente a los demás. Entonces, se acrecienta la sensación de vacío, de incapacidad para encajar en los grupos de pares, crece una profunda sensación de estar o merecer estar fuera de este mundo.

El índice de suicidio en los jóvenes crece y debemos preguntarnos si nuestra negligencia como padres, apoderados y profesores está facilitando o precipitando este sufrimiento y desesperanza.

Entonces, debemos categorizar una ofensa, amenaza o burla en el colegio, como una falta grave y peor aún si de ella han participado los mismos profesores. Luego, debemos estar atentos a jóvenes que de pronto han cambiado su conducta, han dejado de comunicarse, pierden contacto con su entorno social, se ven desincentivados por el deporte, la música o esa actividad que les motivaba. También, es necesario descubrir si se auto agrede haciéndose cortes en brazos o piernas, se muestra inapetente o ha deteriorado su capacidad para descansar por las noches. Frente a situaciones como estas es necesario consultar a un profesional de la salud mental, es urgente abrir un diálogo familiar de confianza y contención emocional; y enfrentar cuanto antes esta situación en el colegio, haciendo responsable a la comunidad escolar de las conductas violentas que ocurran entre niños y jóvenes. Con ello, evitaremos sufrimiento, lágrimas juveniles y desesperanzas, estimulando la integración, convivencia y trato fraternal en un clima social escolar de aceptación y de amor.

 

Elías Ubeda Greig, psicólogo Clínico y Forense. +569 633 757 31

 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba