A menos de dos semanas de empezar el año escolar, el Ministro de Educación reconoció que la crisis de educación que vivimos en Atacama el año pasado está lejos de terminar, que los arreglos comprometidos en los colegios no estarían listos y que, en muchísimos casos, los trabajos ni siquiera han comenzado.
Esto lo advertimos en su momento. Durante la discusión del Presupuesto 2024, pedimos al Gobierno utilizar el 2% constitucional para reparar los colegios. Nuestro argumento fue que la burocracia haría muy difícil cumplir con la meta de tener los colegios en condiciones en marzo. ¿Pero qué pasó? El Gobierno no la apoyó, como tampoco sus parlamentarios.
Así las cosas, los estudiantes de Atacama que estuvieron 3 meses sin clases el año pasado, tampoco podrán retomar sus estudios con normalidad en marzo. Lo más grave de todo, es que el Gobierno sólo acusa recibo cuando logramos que el tema escale a nivel nacional. De lo contrario, nos responden con evasivas, verdades a medias o mesas de trabajo que solo aumentan la burocracia, pero en ningún caso con soluciones efectivas e inmediatas.
Los problemas de gestión de este Gobierno son evidentes desde que llegaron a La Moneda. Y resulta irónico ver cómo una generación de políticos cuyo tema era la defensa de la educación “pública, gratuita y de calidad” no hacen nada por solucionar los problemas que venimos denunciando hace años en el SLEP Atacama, que terminó siendo una caja pagadora de favores políticos y que nos terminó por convertir en la región con los peores indicadores en materia educacional.
Lamentablemente y como crónica de una muerta anunciada, el drama se repite ahora en el SLEP de Colchagua. Una vez más, el Gobierno minimiza el tema, e insisten con seguir el calendario de instalación de los nuevos servicios de educación en el resto del país sin detenerse a evaluar la política pública, lo que a todas luces parece negligencia.
Estos problemas comenzaron con la reforma a la educación que impulsaron en la Segunda Administración de Michelle Bachelet quienes hoy están en el Ministerio de Educación y en La Moneda y , por eso les cuesta tanto asumir que fracasó y que debemos hacer correcciones urgentes.
Eso es un tema de largo plazo, que debe analizarse en el Congreso, donde corresponde. Pero también debemos ser capaces de solucionar los graves problemas de infraestructura. Esto es urgente, porque los estudiantes de Atacama no pueden seguir perdiendo clases y, finalmente, oportunidades.
En este sentido, los resultados de un estudio realizado por la Universidad Andrés Bello son alarmantes: a nivel nacional, uno de cada cinco estudiantes provenientes de establecimientos bajo el sistema SLEP no logró el puntaje mínimo para postular a una carrera universitaria.
La premura por abrir los colegios y dar la impresión de normalidad el 4 de marzo es un grave error que sólo terminará perjudicando aún más a los estudiantes, que merecen contar con las instalaciones mínimas para acompañar su aprendizaje. Esperemos que el Gobierno esta vez sí nos escuche.
