Esta semana la encuesta CEP reveló que los tres problemas a los que debería dedicar el mayor esfuerzo en solucionar el Gobierno, son delincuencia, asaltos y robos. Nos damos cuenta todos los días de esto, al conversar con la gente, que sólo quiere que el Estado cumpla con uno de sus roles más importantes: velar por la seguridad de los chilenos.
Pero mientras tanto, al Gobierno sólo le interesa buscar el empate, para eludir el tema de fondo: que de verdad la administración del país les quedó grande, que no tienen la experiencia que se requiere para gestionar desde el Estado, y por supuesto, quienes terminan pagando la cuenta son las personas que tienen temor de salir a la calle.
Peor aún, nos encontramos con una polémica por las modificaciones que se hicieron a la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc), las cuales harán imposible comparar la evolución de las cifras de delincuencia, con todos los problemas que eso conlleva a la hora de definir planes estratégicos para mejorar la seguridad de las personas.
En paralelo, el ingreso ilegal por la frontera norte está fuera de control, es un tema recurrente en nuestras salidas a terreno. La gente pide más mano dura, que se concreten las expulsiones, y se condene a quienes cometen delitos, pero lamentablemente, el Gobierno no quiere escuchar. Porque romantizan la migración ilegal, en vez de condenarla, tal como han reconocido desde la misma izquierda.
El confuso incidente del avión que no pudo aterrizar en Venezuela, con 60 expulsados, es otro ejemplo de lo anterior. Nos demuestra que tampoco tienen la capacidad de realizar las gestiones diplomáticas que corresponden, pese a la cercanía ideológica de este Gobierno con Maduro. Y peor aún, terminan desautorizandose y peleando entre ellos.
No podemos seguir mirando cómo al Gobierno la delincuencia se le va de las manos. No vemos urgencias a proyectos en el Congreso, el famoso fast track legislativo no fue más que una declaración de buenas intenciones, y la realidad es que la gente está cada vez más asustada, que los delitos de sicariato, secuestro y narcotráfico siguen aumentando, y que no son capaces de concretar las expulsiones de migrantes que vienen sólo a delinquir a este país.
Así las cosas, el Gobierno da a conocer una agenda tras otra, pero al final no concreta nada. Más que mesas de trabajo, necesitamos acciones, que el Gobierno dé señales claras de que es capaz de empatizar con la gente, que está cansada de ver cómo la delincuencia sigue ganando terreno.
