OPINIÓN

Sin acuerdo político, ¿de qué depende la estabilidad? ( Patricio Urquieta Garcia, ex Intendente Región de Atacama )

 

Ante la amenaza golpista del octubrismo, el objetivo de acordar la búsqueda de una nueva constitución fue la estabilidad institucional de Chile. Ello basado en que el Estado no abordaba los problemas sociales bajo su actual inspiración liberal, supuestamente impuesta durante el gobierno militar. Según C. Peña, no había constatación de que una nueva Constitución fuera lo que pedía la multitud; sin embargo, varios políticos concluyeron que un acuerdo constitucional era la base de dicha estabilidad. Si todos adherían al pacto social se garantizaría el respeto de las instituciones.

 

Así, la estabilidad institucional estribaría en un acuerdo que hoy no existe. El desencuentro está en el diseño del Estado. La actual fractura social padece de una emoción natural que las razones no pueden superar. En tal escenario, la discusión seguirá presente, por un lado, porque las visiones partidistas son incompatibles entre sí al responder a principios filosóficos contradictorios que acentúan o el rol de las personas o del Estado en el progreso social; y por otro, porque la ciudadanía espera una respuesta estatal eficaz ante desafíos inmediatos que sólo es ofrecida por la coherencia de principios. Por ello, una nueva Constitución surgida de una mayoría no resolverá el desencuentro en Chile. El 4/S mostró que la mayoría adhiere al liberalismo, y el resultado no fue –ni será– aceptado por la izquierda.

 

¿De qué depende entonces la anhelada estabilidad institucional? Del respeto por las instituciones de las ideas de la sociedad chilena. Si quienes las integran no están dispuestas a ello, no hay garantías para Chile. La libertad, la igualdad ante la ley, el Estado de Derecho, la fortaleza institucional y la identidad nacional, son ideas que ya están en la Constitución y obligan a quienes sirven en las instituciones. F. Hayeck propuso que el resguardo de la libertad era labor de jueces independientes, ajenos a objetivos transitorios, comprometidos con el sitema normativo vigente y no con un interés político individual como podría ocurrir con los representantes en el parlamento o en el ejecutivo. Sin acuerdo político, la estabilidad la brinda la separación de poderes.

 

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